Gran Caracas.- En el escalamiento del conflicto político entre los gobiernos de Venezuela y los Estados Unidos entran las sanciones de la potencia norteamericana al gobierno que lidera Maduro.
Ha sido un proceso largo que se inició con sanciones personales a funcionarios civiles y militares. Luego fueron institucionales, políticas y económicas. Todas son producto de lo que el gobierno estadounidense ha estimado como ausencia de democracia en esta nación y que involucra irrespeto a los derechos humanos, actividades económicas ilícitas, bloqueo a comicios libres y democráticos, y al inicio del segundo mandato del dirigente bolivariano, electo en un proceso altamente cuestionado por la mayoría de los gobiernos del mundo.
Desde enero escalaron las sanciones económicas y abarcaron los negocios petroleros entre Caracas y Washington. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una Orden Ejecutiva que implementa nuevas restricciones al gobierno de Venezuela y a Petróleos de Venezuela (Pdvsa). No se podrá vender ni una gota de crudo a los americanos y a sus socios comerciales.
El plazo para que los actores financieros internacionales se ajusten a las sanciones culmina el lunes 28 de abril, fecha límite que impuso Estados Unidos a la prohibición absoluta de compra de crudo proveniente de Venezuela. Pero la restricción fue más severa, pues empresas no americanas que adquieran petróleo a Pdvsa o que participen en negocios con representantes de Maduro también serán castigadas.
Con esto, Venezuela pierde a su principal comprador de petróleo y dejará de colocar 500.000 barriles por día de crudo. Las opciones de buscar nuevos socios en el mundo también han sido bloqueadas por las sanciones. Lo que se pueda hacer en un futuro sería por vías no convencionales.
“La lógica de las sanciones es la de producir un quiebre o una fisura en el estamento que mantiene el poder en Venezuela para generar un cambio. Desde enero se incorporó Estados Unidos como un actor internacional de mucho peso. Entiendo que pretenden facilitar el cambio político en Venezuela sin que se llegue a una invasión militar, una opción que no descarta Trump, según lo ha declarado. Se están agotando todas las vías posibles”, explica a El Pitazo el economista y analista de entorno, Benjamín Tripier.
Señala que “no son las sanciones las que han empeorado la actual situación de vulnerabilidad de los servicios públicos o la hiperinflación. Es la mala gestión la que ha llevado al país a esta situación tan extrema que se profundizó el 7 de marzo, el día del primer apagón nacional”.
Expresa que si Maduro quisiera invertir en el sector eléctrico “no podría, las sanciones también son financieras y ningún banco podrá mover capitales provenientes de la venta de crudo de este país”.
-El Gobierno podría triangular operaciones y buscar socios en otros países más afines ideológicamente…
-Venezuela necesita bancos corresponsales (representantes) en el sudeste asiático, en Turquía y claro que los puede conseguir. El tema es que estos bancos exigen que se hagan negocios por unos cinco mil millones de dólares por día para poder operar con ellos. La economía venezolana es muy pequeña, no tiene dinero y no puede jugar con países del primero, segundo o tercer mundo. Si el comercio internacional venezolano se informaliza será a un alto costo. La palabra estado fallido comenzaría a tener sentido…
-Si no se produce el quiebre en el gobierno de Maduro ¿qué espera Trump? ¿qué puede pasar en Venezuela?
-La situación del país será mucho más difícil, de acá a diciembre pueden pasar cosas que nunca hubiésemos imaginado. Los apagones, el blackout del internet, la ausencia de telefonía básica, todo empeorará. Sería algo así como el período especial que vivió Cuba en los 90. Una minoría tendrá acceso a lo poco que habrá en el mercado nacional. Venezuela no podrá importar o exportar por las vías convencionales.
El economista añadió que el mercado cambiario oficial también se verá afectado: “Las operaciones de las subastas Dicom serán bloqueadas si alguien desea adquirir divisas vía transferencia convencional, pues Venezuela no tendrá bancos corresponsales en el mundo. Sólo será posible comprar divisas al BCV en efectivo”, dice Tripier.
El economista y banquero José E. Gonzales,director de la consultora GCG Advisors, basado en Nueva York, considera que las sanciones “han sido y siguen siendo de naturaleza económica y financiera, con objetivos políticos; aíslan y/o bloquean al gobierno de facto de Nicolás Maduro”.
En entrevista con El Pitazo expresó que “en función del flujo de caja del gobierno, dependiente prácticamente en su totalidad para obtener recursos en dólares en base a exportaciones de petróleo, las sanciones son severas en la medida que obligan al gobierno de facto de Nicolás Maduro a desviar las exportaciones petroleras de su destino natural e histórico, los Estados Unidos, a terceros países asumiendo mayores costos en función de transporte y refinación y teniendo que asumir descuentos en precios de mercado en función de las propias sanciones”.
-¿Puede fracasar esta política de presión a Maduro?
-En términos históricos, las sanciones norteamericanas no han generado, por lo general, cambios políticos substanciales entre los sancionados generando más bien una política de “atrincheramiento” en los receptores; generando más bien malestar y deterioro en la calidad de vida de los ciudadanos de los países en los que los receptores controlan el poder y/o las Fuerzas Armadas.
Añade que la banca norteamericana, y prácticamente toda la europea, “es prácticamente imposible en la medida que asista al gobierno de facto de Maduro a evadir las sanciones, ya que amenaza a los bancos con altas multas, como el caso de Irán durante las sanciones de Bush o ser excluidos del ‘sistema dólar’, condición inaceptable para los bancos tradicionales. Existe, sin embargo, una banca alternativa que con muchas limitaciones y canales complejos y complicados puede lidiar con fondos sancionados con un costo elevado para el erario de Venezuela. Para cualquier efecto práctico, el Banco Central de Venezuela también ha sido marginado del “sistema dólar”.
-¿A dónde va Venezuela con sanciones? ¿A unas negociaciones entre EEUU y Maduro o un intercambio de sanciones por elecciones libres en Venezuela?
-Esa es la intención de las sanciones desde la perspectiva de Estados Unidos, no queda claro, sin embargo, que puedan cumplir con ese cometido.
Considera Gonzales que “la situación crítica de la economía venezolana va más allá de las sanciones en la medida que la producción de petróleo ha caído de poco más de tres millones de barriles diarios a menos de un millón generando, junto con políticas de estatización, nacionalización y expropiación, una depresión económica de magnitudes bélicas llevando al Producto Interno Bruto de Venezuela a los niveles de Guatemala. Venezuela tiene tres veces más población que país centroamericano.
Al mismo tiempo, «la política monetaria del gobierno de facto de Nicolás Maduro está sometiendo al país a la hiperinflación más alta en la historia de la economía global contemporánea”.
Finalmente, expresa que “las sanciones pronuncian un deterioro que ya el propio gobierno de facto había iniciado antes de que estas se emitieran”.
Para el economista Asdrúbal Oliveros, la situación el gobierno de Maduro “es bastante comprometida. Nadie va a querer enemistarse con los Estados Unidos en este momento. Los bancos están haciendo una interpretación libre de las sanciones”, advierte.
En una reciente presentación organizada por la firma que dirige, Ecoanalítica, aseguró que el caso venezolano es seguido con atención por empresas internacionales.
-Hay empresas que han tenido que maquillar productos que exportan a Centroamérica porque su proveedor o cliente en Estados Unidos no acepta que el producto diga “made in Venezuela”. Eso no está en ningún texto o reglamento de las sanciones. Pero esa es la interpretación de las empresas. Con los bancos pasa lo mismo, pueden cerrar cuentas de empresas venezolanas alegando sanciones. También se impide que los venezolanos puedan obtener flujo de caja desde el exterior. Esta restricción financiera es muy severa.
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