Caracas.- Desde primeras horas de la mañana de este jueves 7 de mayo, el bulevar y el mercado de Catia reciben la visita de miles de compradores de alimentos, medicinas y de todo tipo de mercancías. No hay límites en las ventas, pues los comercios que no ofrecen productos considerados prioritarios colocan la mercancía. Algunas zapaterías reciben clientes en grupos pequeños de 10 personas. Los comerciantes cierran las puertas del negocio y las vuelven a abrir apenas culminan las compras. También hay ventas al mayor de productos de limpieza y aseo personal.
La presencia militar y policial en Catia es fuerte, se pudo observar en el recorrido hecho por El Pitazo este jueves 7 de mayo en el mercado. Según dijeron varios ciudadanos, desde temprano llegan camiones con cientos de efectivos militares que se suman a las unidades de la Policía Nacional Bolivariana que resguardan al mercado de Catia y zonas vecinas.
Hay quien vende ropa, sandalias y bisuterías y tapabocas en puestos improvisados en las calles. Carlos Rojas, vendedor ambulante, comentó a El Pitazo que “esto va para largo, así que en la casa nos pusimos a producir mercancía para la venta. Tenemos tapabocas con los símbolos de los equipos de pelota del Caracas, Magallanes y La Guaira, que son los que más pide la gente. También tenemos guantes de plástico y de tela. Los vendo en 170.000 bolívares o un dólar, para nosotros; el efectivo no es un problema, ni en bolívares ni en divisas”.
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Metros más adelante un señor vende zarcillos y bisutería. No dijo su nombre, aun cuando declaró a El Pitazo que “las muchachas buscan lazos, colitas, zarcillos y collares. Yo los compro en un mayorista chino acá mismo en Catia y los vendo casi todos. Una buena semana me puede reportar unos cuantos dolaritos”.
El mercado de Catia es una estructura de bases sólidas y de fachada recuperada. Por dentro hay descuido y muchos negocios cerrados. No hay abundancia de carne, queso o pollo, pero sí hay precios mucho más bajos que los registrados en supermercados e incluso otros mercados como Quinta Crespo.
El kilo de queso blanco duro está en Bs. 485.000, el de muslo de pollo en Bs. 370.000 y el de carne en Bs. 760.000. “Hay poca carne, porque los andinos no están llegando; no hay gasolina para hacer un viaje largo desde Táchira a Caracas. Lo que tengo me lo vende un matadero de Aragua que deja mi pedido en el Mercado Mayor de Coche. Vendo barato, porque compro a muy buen precio”, reveló un encargado de un puesto.
Luisa Fernanda interviene y se queja “tengo que vender el cartón de 30 huevos en Bs. 596.000 y el medio cartón en Bs. 298.000, porque la Sundee así me lo impone, según eso fue lo que acordó el Gobierno con las empresas. Yo tengo que pagar la caja de huevos a mis proveedores en Coche y debería venderlos más caros, pero no puedo, corro el riesgo de que me multen o me cierren el negocio. Compenso la pérdida con los precios de otros productos que no los han regulado como la salsa de soya, el picante, las caraotas o el pimentón. Me tengo que inventar algo para no perder tanto”.
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En el mercado de Catia, los comerciantes aceptan divisas como forma de pago, según la tasa que fija el Banco Central de Venezuela y no el mercado paralelo. Este jueves 7 de mayo, el dólar era recibido a Bs. 169,363. En la calle, la tarifa oscilaba entre Bs.175.000 y Bs. 182.000. Según avanzaba la mañana, la moneda extranjera se encarecía.
Algunos comerciantes expresaron su preocupación porque no todo el mundo cumple con las indicaciones de las autoridades sanitarias en cuanto al distanciamiento social que evita la propagación del coronavirus.
“Estamos muy juntos y eso nos angustia, pero hay que vender y creo que la naturaleza no ha castigado a los venezolanos con tantos enfermos del virus chino. Que yo sepa, en Catia no ha habido contagios. Sí veo que la gran mayoría carga su tapaboca y muchos tienen guantes, la policía para al que no se cubra la cara, así que como sea la gente cumple. En Catia no paramos, estamos de lunes a domingo, aun cuando el mercado cierra los lunes, porque ese día reciben mercancía”, dijo José Gregorio Peña, vendedor de café en granos.
Un poco antes del mediodía, funcionarios de la Policía y de la Guardia Nacional ordenan el cierre de los negocios y el levantamiento de los puestos de venta que se colocan en el bulevar de Catia. Varias camionetas circulan a diario por la zona y portan equipos de sonido desde donde se emiten mensajes de respeto a la cuarentena y a la distancia social.
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