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Caracas.- Este 6 de mayo el jugador Willie Mays, el integrante vivo de la mayor edad en el Salón de la Fama de las Grandes Ligas, cumple 90 años cargando un legado insuperable en la historia del deporte.
Es considerado uno de los peloteros más completo en la historia del béisbol por su sólido dominio en el campo: gran corredor, bateador excepcional y excelente en la defensiva. Ha sido consagrado como el mejor centerfield de la historia.
Nacido en Alabama en 1931, se convirtió en jugador profesional con el equipo Black Barons de Birmingham, de la extinta Negro American League en 1948. Llegó allí inspirado por Jackie Ronbinson, el primer jugador afroamericano en jugar en las Grandes Ligas, un año antes.
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Fue reclutado en 1950 por los Gigantes de Nueva York, y luego de una temporada en la liga B del equipo ascendió al equipo principal y desde allí su éxito creció indiscutiblemente.
Jugó durante 22 temporadas con dos equipos, los Gigantes 1951 y 1972 (se mantuvo con ellos cuando cambiaron su nombre a Gigantes de San Francisco en 1958), y posteriormente con Mets de Nueva York entre 1972 y 1973.
Su promedio vitalicio fue de .302, despachó 660 jonrones. Fue Novato del Año de la Liga Nacional en 1951, ganó el título de bateo de la Liga Nacional en 1954 con .345 de promedio y fue distinguido en dos oportunidades como el Jugador Más Valioso de la Liga Nacional en 1954 y 1956.
Esta clásica frase venezolana se atribuye a una anécdota del jugador durante su participación en la Serie del Caribe realizada en Caracas en febrero de 1955.
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En esa oportunidad, Mays participó con los Cangrejeros de Santurce (Puerto Rico) y en sus 12 primeros turnos al bate no logró ni un solo hit, pero en su décimo tercer turno al bate, en extra inning contra Navegantes del Magallanes, le da un jonrón al lanzador Ramón Monzant para impulsar dos carreras y dejar a los venezolanos en el terreno.
Durante el resto del torneo, Mays conectó 10 hits en 12 turnos, por lo que los aficionados comenzaron a decir que “Willie Mays se estaba haciendo el tonto”.
De allí la frase venezolana que se refiere cuando una persona ignora o evade por completo alguna situación que no desea afrontar.
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