La diferencia para el equipo dominicano fue el haber pensado más en el cetro número 21 para el país más que en el sexto de su divisa. | Foto: Twitter.com @aguilascibaenas
Caracas. – Por segundo año consecutivo, República Dominicana se adjudica la Serie del Caribe. En 2020 lo hizo con Toros del Este, y en esta reciente edición, con las Águilas Cibaeñas.
Los dominicanos establecieron un récord perfecto de 7-0, la mejor marca hasta la fecha lograda por un equipo campeón. Solo se le acercan Venados de Mazatlán (México), divisa que se tituló con registro de 6-0 en 2016, al igual que Leones del Caracas, campeón en 2006 también con 6 juegos ganados.
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Es el sexto título que ganan los rapaces, pero el 21 para su país, número en el cual se enfocaron en realidad, pues pensaron en colectivo y más allá del equipo. Pero además, las Águilas dominicanas superaron su propio récord de 6 ganados en fila para hacerse con el campeonato, marca establecida en 1998, cuando la serie se jugó en Puerto La Cruz (Anzoátegui).
El equipo rapaz dominó a tal punto el torneo, que a la hora de elegir el equipo Todos Estrellas de la serie, de los 12 jugadores seleccionados, 7 eran suyos.
La elección del objetivo por parte de los cibaeños, en cuanto a fijarse como meta ganar el campeonato número 21 -y no el sexto- quizá sirva de reflexión para la liga criolla. Hay que destacar que los equipos dominicanos arman sus rosters y preparan sus equipos buscando mantener el estatus ganador que los ha caracterizado, con un apoyo general de todo el circuito que los acompaña.
Allí podría haber una gran diferencia con respecto al trabajo realizado por la Lvbp. En cuanto al campeonato, es bueno destacar dos aspectos. Uno es que a pesar de la pandemia se pudieron ver estrellas de la MLB, lo cual le dio brillo al campeonato. Fue importante tener a jugadores de la talla de Yadier Molina, Robinson Canó, Willians Astudillo y Harold Ramírez, entre otros, representando a sus respectivos países.
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El otro aspecto fue la participación de Colombia y Panamá en el campeonato, presencia que anima a desarrollar un formato más grande de la serie en los próximos años. Es de resaltar que ambas naciones les dieron la posibilidad a algunos beisbolistas venezolanos de jugar la serie uniformándose con el bando contrario.
Por varias razones, algunos nativos no pudieron integrarse al campeonato local y pelear un cupo para Mazatlán con las divisas criollas, pero encontraron la oportunidad con los cafeteros o los panameños. Tal fue el caso de David Rodríguez, por ejemplo, quien terminó siendo uno de los mejores bates para los Federales de Chiriquí, equipo que dio la sorpresa pese a no haber disputado una temporada previa en su país.
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