Caracas.- Este viernes 30 de julio la lanzadora de bala Ahymara Espinoza dio lo mejor de sí en su participación en los Juegos Olímpicos Tokyo 2020, sin haber podido lograr clasificar a la final de la disciplina.
La atleta barloventeña logró marcas de 17,17 metros, 16,74 m y 16,50 m en sus tres intentos, con lo que obtuvo la posición número 25 en la competencia.
Espinoza es la encarnación de la resiliencia en Venezuela, pues desde hace un año entrena sola y en condiciones precarias, no dignas de una atleta olímpica y medallista en competencias regionales: participó en Río 2016, donde logró la posición 19, obtuvo medalla de oro en los Juegos Bolivarianos de 2013 en Perú y medalla de plata en los Juegos Sudamericanos de 2018 en Cochabamba (Bolivia).
En una entrevista para la Associated Press (AP), Espinoza reseñó que la pandemia de COVID-19 le puso todo cuesta arriba, pues tuvo que abandonar su entrenamiento en Eslovenia para atender a su familia en su natal Barlovento (Miranda).
Al regresar al país no recibió el apoyo que esperaba del Estado para continuar con sus entrenamientos y mejorar sus condiciones de cara a la competición en Japón. Por eso ha tenido que trabajar en diversas áreas para poder enfrentar la crisis que afecta al país y poder llevar el sustento a su hogar.
La atleta recibe una beca deportiva por alrededor de 10 millones de bolívares (cerca de $2,50) y tiene un sueldo como profesora de educación física de unos 12 millones de bolívares (cerca de $3). Para complementar sus ingresos, ha debido ser taxista y realizar delivery de licores para diversas tiendas y locales comerciales, exponiéndose a la delincuencia que azota esa región mirandina.
“Lamentablemente, no sé qué pasó; no he contado con ese apoyo”, dijo Espinoza a AP.
Además, la pandemia de COVID-19 impidió la realización de otras competiciones internacionales que la ayudaran a mantener su puesto en el ranking mundial, y descendió del puesto 27 al 36 en el escalafón publicado el pasado 22 de junio.
A pesar de todo este escenario, Espinoza ha cumplido sola con sus rutinas de entrenamiento en un estadio de béisbol en Barlovento, sin entrenador, para mantener las técnicas y la destreza, y en su casa hace sus propias rutinas de pesas y resistencia con sus propios equipos.
“Un atleta de alto nivel no trabaja en las condiciones que yo trabajo. Hace falta ese equipo multidisciplinario para trabajar y lograr el objetivo, que es ganar”, señaló.
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