La orfebre y escultora de 89 años, originaria del estado Trujillo, continúa combinando la geometría con la naturaleza. Quien recientemente recibiera homenajes por su dilatada trayectoria en dos galerías capitalinas, apunta que en Venezuela hay “muchos y buenos artistas”

En la mente de Yuye De Lima todo es geométrico. Usa como ejemplo la percepción del bebé al nacer. ¿Qué es lo primero que ve? El ojo de la madre, que percibe como algo redondo. Al crecer, ese mismo niño relacionará todo con la geometría. Así la gente, así Yuye, con una trayectoria artística de cinco décadas.

De Lima participó en el Salón Arturo Michelena por ocho años consecutivos desde 1964 hasta 1972 y fue ganadora del Premio de Artes Aplicadas en el Salón Aragua en 1967. Su obra ha estado presente en países como Francia, y sus muestras individuales se han presentado en otros tan remotos como Japón. Con ella, el arte venezolano ha estado presente en el arte contemporáneo mundial.

Basta con entender la naturaleza y la geometría para poder interpretar la obra de esta artista nacida en Trujillo el 3 de mayo de 1930. Por su extensa y destacada trayectoria recientemente recibió un homenaje en las galerías Okyo y Graphicart, en la urbanización Las Mercedes de Caracas, con una exposición grupal que incluía una selección de piezas tridimensionales de la artista y de otros como César Andrade, Carlos Cruz-Diez, Mateo Manaure, Julio Le Parc, Rogelio Polesello, Pancho Salazar, Enrique Sardá, Shofer, Jesús Soto, Alberto Asprino, Jesús Caviglia, Asdrúbal Colmenárez, Nidia Del Moral, Luis Millé, Saz Oner y José Luis Sánchez.

| Foto: Andrés Torres

Ella en la actualidad

Vivir para contar lo que significa tener 89 años se traduce, en algunas oportunidades, en la fatiga y la impotencia de delegar algunas actividades a asistentes y ayudantes. Ha sido el caso de Yuye De Lima, quien no ha perdido el hábito de la lectura y continúa visitando su taller por largos períodos para crear.

Su casa posee un piso inferior donde está su taller, que es lugar donde guarda parte de su obra, además del material que recolecta para las próximas. Tiene una vista privilegiada de Caracas, su cielo y el sempiterno Ávila.

Todos cambiamos. Nada se estanca en la vida y si se estanca, te fregaste

Yuye De Lima, escultora venezolana

–¿Cómo es su proceso creativo?

El día que decido trabajar no hago bocetos previos; trabajo en base a lo que voy pensando. A medida que voy construyendo agrego o quito cosas, pero nunca lo pienso o hago un boceto previo. Hasta ahora, no lo he necesitado. Actualmente quiero hacer una escultura que es un poco extraña y quiero hacer una maqueta previa para no lanzarme de una vez a construir, porque el material está sumamente costoso.

–¿Cómo siente que ha evolucionado este proceso?

Todos cambiamos. Nada se estanca en la vida y si se estanca, te fregaste. Tienes que tener siempre algo nuevo que agregar, que cambiar.

–En este punto de su carrera, ¿qué siente que tiene que cambiar?

Yo no tengo que cambiar nada. La edad que tengo no es para cambiar. Ya cambié, ya lo que tengo que hacer es mejorar, introducir cosas nuevas en la obra.

| Foto Andrés Torres

–¿Qué es eso nuevo que ha encontrado?

Mi modo de concebir las series. Si vives en un país europeo y con un mercado más grande puedes hacer más de 25 piezas porque la obra se dispersa mejor. En Venezuela el mercado es muy pequeño, todos se conocen.

–¿Qué evaluación puede hacer del mercado de arte actual?

El mercado está paralizado, pero no es un problema local sino mundial. Amigos artistas y galeristas que residen en países como Francia o Inglaterra me han comentado problemas parecidos a los que se viven en el mercado artístico venezolano.

Tanto en Venezuela como en Europa hay artistas jóvenes y excelentes. El problema es la falta de dinero para invertir en el arte

Yuye De Lima, escultora venezolana

–¿Es una falta de interés hacia el arte?

No. Tanto en Venezuela como en Europa hay artistas jóvenes y excelentes. El problema es la falta de dinero para invertir en el arte. Invertir en arte te va a nutrir el alma, mas no el cuerpo. Ninguno de los allegados que tengo en el exterior tienen la cantidad suficiente de dinero como para decidir invertirlo en arte. Las galerías abren muy poco, exponen muy poco, y abrir una galería es costoso. Los galeristas son los verdaderos soldados de la patria: se mantienen únicamente de lo que venden. Y no están vendiendo nada porque la situación económica del mundo está bastante afectada.

–¿Cómo debería funcionar entonces una galería para que sea rentable?

No es solo la galería la que tiene que ser rentable. El país debe ser rentable también.

| Foto: Andrés Torres

Vivir del arte en Venezuela

Contrario a lo que cualquier persona podría pensar, Yuye De Lima hace una valoración muy positiva del arte venezolano contemporáneo. Más increíble aún: habla bien del arte como parte importante de nuestra sociedad.

“Al venezolano le importa el arte. Si visitas la casa más humilde en el pueblo más remoto, podrás observar que esa familia que ahí vive se esfuerza por poseer algún cuadro, algún paisaje pintado a mano por un artista rutal. Eso habla de nuestra disposición para apreciar, poseer e invertir en el arte”, explica la veterana artista.

Los museos no tienen con qué pagar un curador, el aire acondicionado, el mantenimiento o los restauradores

Yuye De Lima, escultora venezolana

–¿Cómo considera que se encuentra el arte venezolano con respecto a los códigos mundiales actuales?

Venezuela está muy adelantada en ese aspecto. Tenemos muchos y muy buenos artistas.

–¿Ha ido recientemente al circuito de museos en Bellas Artes?

Sí. Me advirtieron que los iba a encontrar malísimamente mal, pero no los encontré malísimamente mal. Posiblemente la vez que los visité tuve suerte.

| Foto: Andrés Torres

–¿Qué problemas tienen a su parecer los museos nacionales?

Les han cortado todo el presupuesto. No tienen dinero como para mantenerse. Una obra de arte necesita temperatura, iluminación, cuidados muy específicos. Los museos no tienen con qué pagar un curador, el aire acondicionado, el mantenimiento o los restauradores.