Cúcuta.- Sir Richard Branson caminaba por el restaurante del hotel cuatro estrellas en el que se alojó en Cúcuta, como si no fuera un hombre con $4.000 millones en su cuenta, con 400 empresas, entre ellas una dedicada a viajes aeroespaciales, con una isla propia y un yate dispuesto para sus paseos. Parecía solo un rubio desgarbado que vestía una franela con el logo del concierto que ayudó a organizar el 22 de febrero en esa ciudad colombiana en el que participaron más de una treintena de artistas ante 350.000 espectadores. Su deseo, dice, era “enviar buenas vibras a los soldados (venezolanos) para que dejen pasar a Venezuela la ayuda médica, tan necesitada”.
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Esa era la mañana del 23 de febrero. En el lobby del hotel, diputados en el exilio, políticos venezolanos, militares en situación de retiro y periodistas compartían las primeras noticias del día D, ese marcado por el presidente interino Juan Guaidó, como el día en el cual la ayuda humanitaria entraría sí o sí. Ya se hablaba de los primeros militares que cruzaron la frontera. Se esperaba la suma de muchos más y quiebres en la Fuerza Armada que marcarían el final de Nicolás Maduro.
Alrededor de la piscina del hotel Casino de Cúcuta, Branson estaba casi aislado de lo que ocurría a pocos metros y solo se concentraba a responder las preguntas de una entrevista que se quedó dormida en el grabador debido a los hechos que siguieron a esa mañana del 23 de febrero, escenas que se resumen así:
• Venezolanos marchan al puente de Tienditas decididos a pasar con la ayuda humanitaria a Venezuela.
• Guaidó exultante recibe los camiones de ayuda humanitaria en Tienditas.
• En el puente Simón Bolívar se enfrentan manifestantes con la Guardia Nacional.
• Dos camiones arden en el puente Santander frente a la mirada de manifestantes, Policía Nacional de Colombia y Policía Nacional Bolivariana.
• Ruptura de relaciones con Colombia, cierre de fronteras y uso de las trochas.
• La llegada de más militares y policías venezolanos a Migración Colombia.
• Piedras contra perdigones y bombas lacrimógenas.
• Gira de Guaidó y regreso a Venezuela sin que nadie lo capture.
• Mega apagón, angustia, acusaciones de sabotaje, la desaparición de un periodista y un trabajador, la develación de una mentira, saqueos y muertos.
Pero llega una pausa y regresa la oportunidad de volver sobre las palabras del desgarbado personaje que caminaba por el restaurante del hotel. Branson, de entrada, se confiesa: “Quizás porque soy un hippie, pero creo que la música puede hacer la diferencia. Espero que el concierto establezca el giro correcto para ver qué sucede”. Ese giro no pasó.
¿Qué cree usted que ocurrirá luego de este concierto?
Pienso que es muy probable que hagamos más conciertos, quizá más internacionales, quizá en Miami, porque pudimos recolectar mucho dinero para Venezuela en América del Sur (al final fueron $2.500.000 casi 0,5% de su fortuna). Pienso que la gente seguirá intentando abrir las fronteras venezolanas a la ayuda humanitaria. Me dijeron, aunque no he ido a Venezuela, que es muy difícil conseguir medicinas, que si estás embarazada no es el lugar más seguro para dar a luz, que los bebés están muriendo, que la gente está hambrienta, que la inflación es terrible. Si todo eso es cierto, como creo que es cierto, entonces algo tiene que cambiar. Cada venezolano con el que he hablado quiere cambio, en su gran mayoría.
¿Cómo le explicaría usted a sus coterráneos europeos lo que usted sabe que ocurre en Venezuela y que lo ha llevado a movilizarse de esta manera?
Pienso que hay algunos europeos que aún permanecen en los días idealizados de Chávez, cuando tomó control y se vio la utopía potencial que se iba a crear. Fue una utopía maravillosa, pero los líderes se volvieron avaros y no han administrado bien al país. La utopía desapareció. A las personas que fueron grandes seguidores de Chávez, o en Venezuela seguidores del régimen Maduro, o a los intelectuales, les diría que deberían ir a Venezuela y hablar con una persona común. No deberían quedarse en un bloqueo de relaciones públicas que tiene el séquito de Maduro alrededor de Venezuela. Deben ver la Venezuela verdadera.
Estos mismos sectores europeos critican que detrás de esta ayuda humanitaria hay un plan de desplazar un gobierno, de quitar a Maduro, un plan político y no solamente humanitario. ¿Cómo le explicaría usted a este sector la ayuda humanitaria?
La mayoría de los gobiernos de América del Sur han dado ayuda. Ayer en el concierto había cuatro presidentes latinoamericanos que vinieron a ver el concierto. Sí, Estados Unidos está dando ayuda, pero también la mayoría de los grandes gobiernos latinoamericanos y tantos individuos. Pienso que lo último que alguien pudiera querer es una intervención militar en Venezuela. Yo marché en contra de la guerra contra Iraq, marché en contra de la guerra con Vietnam y marcharé en contra de una intervención militar a Venezuela. El pueblo de Venezuela puede crear una democracia real por ellos mismos sin la necesidad de intervenir militarmente.
¿Qué le diría usted a Roger Waters que ha sido tan crítico a su iniciativa?
Roger es un buen bajista, pero realmente no sabe lo que sucede en Venezuela.
Con traducción de Andrea Tosta