A Reymond Romero le tomó aproximadamente un año crear la exposición, prevista originalmente para abril y pospuesta por la pandemia. Foto: Cortesía
Caracas.- ¿A quién no le gustan las flores? El lector coincidirá en que es muy difícil encontrar a alguien a quien le desagraden. Los enamorados se regalan flores y la novia usa un ramo de las más fragantes y llamativas para caminar al altar. Puestas en un florero sencillo son capaces de alegrar hasta la habitación más humilde, y tenerlas en el jardín, en la terraza o en una maceta es motivo de alegría y orgullo para cualquier jardinero o amante de las mismas.
Son efímeras, como los buenos momentos, y tampoco son sencillas de conseguir. Las rosas son costosas, y para conseguir nardos, herberas o girasoles hay que saber bien dónde buscar y evaluar si la billetera puede resistir ese golpe. Si un jardín florido es lo que el lector necesita para distraerse de la pandemia, lo mejor es que se dirija a la exposición Flores para mi tierra, del artista Reymond Romero, y que acaba de abrir al público en la galería D’Museo, ubicada en el Centro de Arte Los Galpones, en Los Chorros.
Las flores de Romero (apellido con gusto y olfato herbario) recuerdan a los símbolos hippies de 1970, aunque no comparten exactamente las mismas formas o colores. También a los estampados retro, e incluso a los mosaicos.
Lo cierto es que la inspiración del artista no tiene nada que ver con estas influencias, o al menos así lo afirma. Con una línea de trabajo caracterizada por la abstracción, encontró en Flores para mi tierra la excusa perfecta para trabajar con una forma mucho más conceptual, pero no por eso menos libre.
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La exposición está dividida, a su vez, en tres series que reciben el nombre de Florilegios, Abstracción floral y Campos de flores. Cabe destacar que cada retazo de tela está construido, a su vez, por hilos bordados por el artista y su equipo de trabajo sobre tela POP. Las formas fueron recortadas individualmente para la ocasión, en un proceso de trabajo laborioso que tomó alrededor de un año de conceptualización y ensamblaje.
Formalmente, el florilegio hace alusión a un conjunto de fragmentos literarios seleccionados, que puede ser de uno o de varios autores. Reymond Romero propone florilegios visuales conformados por pequeñas flores de tela, agrupadas en formatos pequeños y medianos, de colores contrastantes y creando formas circulares, como un campo de pompones.
Le siguen las abstracciones florales: formas cuadradas que en nada se asemejan a los motivos florales y más obvios de los florilegios, inspirados en una vista cenital (o desde arriba) a un grupo de flores. Y los campos de flores parten de la memoria de Reymond, cuyo recuerdo de los campos de tulipanes en los Países Bajos hace algunos años permanece aún vigente.
Flores para mi tierra es, también, una ofrenda. Una ofrenda artística a un espacio que apenas comienza a reactivarse, a un mundo asustado, enfermizo y encerrado a causa de un virus, y a un país que clama desesperadamente por buenas noticias. Si el lector quiere flores, no las corte ni las compre para botarlas en una semana. Vaya (eso sí, con tapabocas) a D’Museo y regálese un paseo por ese jardín creado por Reymond Romero.
Para su bioseguridad, el Centro de Arte Los Galpones hace una lectura de la temperatura con termómetros digitales y rocía antibacterial en las manos de cada visitante. El uso de tapabocas es obligatorio para poder ingresar.
El horario de la galería D’Museo es de miércoles a domingos, desde las 11:00 am hasta las 4:00 pm, durante las semanas de flexibilización. En las semanas de confinamiento radical es posible agendar visitas a través de los teléfonos: 0424 127 7880 y 0412 560 2600.
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