En la Universidad Monteávila (su alma mater), Rafael Rico era conocido como “el chamo que hace música”, con su mata de abundante pelo castaño, guitarra y armónica a cuestas. No era extraño escucharlo interpretar sus instrumentos entre los pasillos, animando tertulias o en el Waraira Fest, uno de los eventos emblema de la casa de estudios.
Ahora Rafa Rico es cantautor e ingeniero musical, y acaba de lanzar Wonder, una canción que formará parte de un disco bilingüe, cuyo lanzamiento se espera para mediados de año. Pero el encanto de esta canción no radica en sus sonidos folk-electrónicos o en su ritmo calmado, sino en una historia íntima de sanación.
En 2015, Rico viajó a Canadá para licenciarse en ingeniería de sonido para cine, televisión y videojuegos. Dos años después, al regresar a Venezuela, fue diagnosticado con Linfoma de Hodkin, nombre con el que se le conoce al cáncer en el sistema linfático. Ahí, sin duda, comenzó otra parte de su historia.
“No siento que sea un guerrero que sobrevivió al cáncer, no me gusta esa connotación. Simplemente caí en una estadística y agradezco haber salido de ahí”, afirma el cantante que ya se encuentra fuera de peligro, con los chequeos médicos de rigor. Explica que su padecimiento fue un momento de mucho crecimiento personal, que le ayudó a comprender la vida desde otro punto de vista. Es esta nueva, fresca perspectiva la que se permea en Wonder.
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Rafa describe su creación como un tema motivador, que rinde tributo a la imaginación, a la mente y a su capacidad de permitirnos viajar. También como una canción que remite a la introspección, a la necesidad de dialogar con uno mismo, dice.
Además de este proyecto personal, Rico ha trabajado con directores como Nuno Gómez, y ha producido la música de artistas como Andrés Mata, Feralman o Stephanie Ratcliff. También ha tenido la oportunidad de compartir con productores como Bob Ezrin y Garth Richardson, de Pink Floyd y Red Hot Chili Peppers, respectivamente. “Me alimento de la creación de otros artistas, de cosas que no sumaría a mi proyecto, pero que me gusta hacerlo con otros”, confiesa.
Wonder también posee un lado “B”, donde habla de los límites impuestos por la mente. “En la quimioterapia salieron muchas cosas de mí que no me gustaban. Pasé por un proceso de depresión post-cáncer, y hubo muchas cosas de mí que tuve que enfrentar”, relata. También compara la vulnerabilidad de esta condición con el encierro que implica la cuarentena actual.
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“Es un proceso en el que tu proceso de terapia se acelera, y tienes que sanar porque tu mente te lo pide”, afirma. En idioma inglés, wonder es un adjetivo que describe algún hecho como milagroso, asombroso o maravilloso. También se usa para preguntar o cuestionar. Todas son palabras válidas para reflexionar sobre un hecho oscuro, pero no lo suficiente para convertirlo en una canción.
