Cultura

Las huellas que Jorge Spiteri dejó en el rock venezolano

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Quien escribe estas líneas conoció a Jorge Spiteri cuando trabajaba como asistente de Liliana Sierralta en la Dirección de Cultura y Asuntos Corporativos del Centro Venezolano Americano (CVA), en Las Mercedes. 

Era el año 2013, y se estaba tratando de convertir el “American Space” (que antes era un Auditorio bautizado en honor a Margot Boulton de Bottome, fundadora del centro) en un espacio para la presentación de obras de teatro y conciertos con músicos de envergadura. Ahí se presentaron artistas de la talla de Selene Quiroga, Laura Guevara… y, por supuesto, Jorge Spiteri con Los Buitres, una banda tributo que versionaba los éxitos de los Fab four.

Llegó una mañana de noviembre a la oficina de Liliana –eran buenos amigos– con una sonrisa y una humildad impropias de alguien que había logrado proyectarse con éxito en Londres, y que era reconocido como una leyenda viva del rock venezolano. 

El recuerdo inmediato de Spiteri en la línea telefónica para coordinar los detalles del concierto (catering de músicos, entrada a los camerinos, sonido y requerimientos técnicos) es su voz calmada, y que remataba cada despedida o saludo con “amor”.

No hay que tomarse a la ligera lo que significó “Amor” en la vida de Jorge Spiteri. En la década de 1980 compuso y grabó con el grupo Mañana Amor is to love you, que se convirtió en el hit de una época y que colocó de relieve lo que mejor sabía hacer: imprimir su AND latino a los ritmos e influencias que se gestaban en el mundo.

“Un aspecto importante de Jorge en la música fue la amistad. Era un gran amigo, una gran persona y un gran promotor de los nuevos talentos. Siempre que descubría uno lo incorporaba, o incluso lo producía él mismo”. El recuerdo es de Alejandro Uribe Blanco, reconocido músico compositor, productor musical y de espectáculos. 

Mauricio “Maurimix” Arcas, quien fue parte de Los Amigos Invisibles hasta el año 2017 y que acaba de estrenar la canción Distancia social, explica que Spiteri descubrió a la entonces “nueva” banda de funk venezolano allá en la década de 1990, cuando los contrató para amenizar una fiesta privada en su residencia. “Él era de la realeza del funk de Londres y nosotros éramos unos chamos de Caracas que estábamos probando a ver cómo sonábamos”.

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A partir de ese momento, Arcas cuenta que comenzaron a hacer alianzas, y que incluso eran visitantes frecuentes de Spiteri para hacer jammings en su casa. Para el momento en el que Los Amigos Invisibles lanzaron el disco Arepa 3000, donde versionaron el famoso Amor is to love you de Spiteri, ya él estaba parcialmente retirado de los escenarios, y convertido en el productor musical del extinto Radio Caracas Televisión.

Arcas también recuerda que el relanzamiento de esta canción significó mucho para Spiteri. Incluso se convirtió en la canción de un comercial para Chevrolet. Recuerda, incluso, que el músico les agradeció por haber “desenterrado” algo que había permanecido escondido durante años.

Pero el mérito de Spiteri no se limita solo a la popularidad que tuvo Amor is to love you en dos oportunidades. También, como indica Blanco Uribe, radica en su valentía para proyectarse con éxito en Londres, que para 1970 era la capital musical del mundo, con agrupaciones como The Beatles o The Rolling Stones.

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Gerardo Guarache, periodista especializado en música, amigo y compañero de Spiteri en Los Buitres, destaca de esta década el trabajo realizado con la banda Spiteri, materializado en el álbum que recibe el mismo nombre y que la crítica especializada ha apodado como el “álbum de la culebra”.

Para el músico y periodista, el factor diferenciador y la razón por la cual Spiteri logró proyectarse con éxito en Londres fue la mezcla de sus raíces, potenciada por el rock que absorbía de la escena musical londinense. Guarache cita como ejemplo Campesina, canción original de Juan Vicente Torrealba, que Spiteri grabó con guitarras eléctricas y elementos innovadores.

De hecho podría decirse que Spiteri inventó el neofolklore, el género con el que los músicos nacionales intentarían unos 30 años después colearse en la música de las emisoras y beneficiarse con los privilegios que la Ley de Responsabilidad Social de Radio y Televisión (Resorte) otorga a la música tradicional venezolana en las pautas radiales.

Este hecho y otras casualidades geniales conectaron a Spiteri con Pablo Estancio, miembro de Bacalao Men. La vida comenzó a conectarlos cuando se cruzaban en los pasillos de Intersonido, que Estancio recuerda como una joya de la historia musical venezolana y que consistía en un complejo de grandes dimensiones, con varias salas de grabación. Una de ellas era, por supuesto, el estudio de Spiteri.

Por el frontman de Spiteri, Mañana y Los Buitres, Estancio también conoció a Gustavo Guerrero, quien fuera guitarrista de Bacalao por varios años, en un concierto organizado por Félix Allueva organizara con Spiteri en homenaje a Aldemaro Romero. 

Fue Allueva, finalmente, quien se encargó de señalar todas las similitudes entre lo que Bacalao Men hacía y lo que Spiteri había hecho con el famoso “álbum de la culebra” y Estancio, quien no había escuchado el disco, terminó comprándolo en Esperanto. Es, actualmente, uno de sus discos de cabecera. “Ese disco tiene la esencia del rock mestizo, es una declaración: aquí está”, confiesa.

En los últimos años, Spiteri estuvo trabajando en un proyecto que él llamaba Spiteri Bugalú, en el que Guarache llegó a participar durante algún tiempo y que describe como la búsqueda de elementos comunes entre los ingredientes del bugalú y los ingredientes del rock. En el Spiteri Bugalú se involucraban también músicos de la Dimensión Latina como Joseíto Rodríguez, el percusionista que grabó la legendaria Llorarás, de Oscar D’ León. El Spiteri Bugalú, según indica Guarache, fue grabado aunque permanece sin masterizar y publicar.

Porque si bien era fanático de Los Beatles, Traffic, Guarache también recuerda a Spiteri como seguidor de proyectos como los de Joe Cuba, Mongo Santamaría, Pete Rodríguez, Santana o de salseros duros como Eddie Palmieri. 

Si bien es muy difícil –por no decir imposible– encontrar una persona que escuche ese género abstracto llamado “de todo”, pero Spiteri se acercaba a ese oyente ideal. “Rompía la brecha entre géneros musicales. Rompía con los prejuicios que  existen del salsero al rockero. No creía en ellos. Era estricto en cuanto a calidad o propuesta, pero abierto en cuanto a los géneros”, puntualiza Guarache.

En 2015 se celebraba una edición de Rock & MAU (Movida Acústica Urbana) en homenaje a Vytas Brenner y Álvaro Paiva Bimbo, conductor del concierto y maestro de ceremonias, reconoció también la labor de Gerry Weil por conectar la raíz venezolana al jazz europeo, y a Jorge Spiteri por haber cruzado la tradición musical de Venezuela con el rock del que se empapó, cuando él y su hermano Charlie hacían vida en Londres.

Marcaban la pauta del sonido que tendría el rock venezolano 50 años después, solo que ellos no lo sabían.

Catherine Medina Marys
Publicado por
Catherine Medina Marys
Etiquetas: Jorge Spiteri

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