De ahora en adelante, los migrantes venezolanos que estén de paso entre la calle 25 y la 5ta Avenida del Distrito de Wynwood en Miami, podrán encontrarse con sus raíces gracias al mural Un beato en Wynwood, recientemente inaugurado por su creador Eduardo “Edo” Sanabria.
Edo se ha ganado un puesto en la cultura pop venezolana. Es quien suele “ponerle” alas a los artistas y cultores cuando fallecen, y fue quien realizó la exposición Conductores de un país 2 como homenaje al pintor, escritor, caricaturista y humorista venezolano Pedro León Zapata, donde actualiza su obra e inserta personajes como Simón Díaz, Carlos Cruz-Diez, Jesús Soto y una veintena más.
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En esta oportunidad, Edo rinde homenaje a la figura del beato José Gregorio Hernández. “Más que devoto, soy creyente de algunos milagros que él ha realizado en personas de mi entorno. También lo considero como una figura pop, un ícono popular del venezolano”, confiesa el caricaturista.
Agrega que su popularidad no solo se extiende entre los devotos del beato. “Tanto creyentes como no creyentes ven en José Gregorio Hernández una figura con mucho arraigo, sobre todo entre quienes han migrado”. Por eso, cuando al artista se le ofreció un mural en Wynwood, considerado como la meca del arte callejero, Edo y su equipo decidieron usar la figura del beato y hacer una obra que se apartara del concepto que predomina en el Distrito de Arte y hacer algo más local, con calor venezolano.
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Un beato en Wynwood es la réplica en gran formato de José Gregorio en cuatro tiempos, una obra que Edo realizó hace poco más de dos años y donde se aprecia a José Gregorio Hernández vestido de traje y sombrero en un panel, usando bata blanca en el segundo, a la usanza de los médicos cirujanos en el tercero y, finalmente, vestido de civil.
La obra es un homenaje a los médicos venezolanos. “Cuando el médico o el cirujano ejercen su profesión con suma bondad y desinterés, el espíritu de José Gregorio se hace presente. Si en nuestras facetas civiles somos bondadosos y generosos, su espíritu nos acompaña también”, afirma Edo.
El proceso para pintar Un beato en Wynwood se realizó en cinco días. Edo relata que recibió ayuda de su esposa, de su hija e incluso de una de sus amigas. También se acercó un ciudadano de nombre Raúl, que ayudó al equipo con la pintura. Esta ayuda fue vital para que el caricaturista y su equipo terminaran el mural en tiempo récord.
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La logística se vio complicada por el sol inclemente, propio del mes de julio en Miami, y también por las condiciones de distancia social y uso de mascarilla que implica la prevención del contagio de COVID-19.
Aunque la pandemia no evitó que la gente se acercara al mural. “No nos esperábamos la respuesta de las personas que se acercan, se toman fotos, dejan flores, velas e incluso carteles pidiéndole favores al beato” comenta Edo.
El artista está consciente de que Un beato en Wynwood entra en la clasificación de arte efímero. Sabe que en el Distrito de Arte de la localidad un mural tiene una vida de meses, y que es muy raro cuando una obra cumple un año ahí. Lo bueno es que los santos son inmortales, y que mientras exista el registro fotográfico y la iniciativa artística, nuestro beato se mantendrá vigente en murales, soportes y corazones.
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