La mañana del viernes se dio a conocer que el gobierno de Estados Unidos habría solicitado, según lo indicado por la agencia AP, la colaboración del FBI, los Carabineros de Italia (que cuentan con la brigada de arte más importante del mundo) y expertos en materia de arte para identificar varias obras de arte desaparecidas.
En este listado destacan tres obras que decoraban las paredes de la residencia del embajador de Venezuela en Washington y que, según reportan varias fuentes, no se encontraban cuando Carlos Vecchio, embajador de Venezuela ante los Estados Unidos de América, fue designado por Juan Guaidó en mayo.
Si bien diversos portales han señalado que posiblemente el hurto ocurrió durante la toma de la embajada por activistas del gobierno de Nicolás Maduro, ni Vecchio ni las autoridades estadounidenses han especificado cuándo notaron la ausencia de los cuadros.
Según AP, las pinturas extraviadas fueron expuestas por última vez en el Banco Interamericano de Desarrollo en Washington durante el año 2008. Se trata de uno de los retratos de Juanita, firmado por Armando Reverón, La muñeca rota del artista Héctor Poleo, y un paisaje de Caracas con su icónico cerro Ávila al fondo, autoría de Manuel Cabré.
La galerista Odalys Sánchez explica que, de las tres obras extraviadas, la que más probabilidades tiene de ingresar a subastas internacionales es el Retrato de Juanita de Armando Reverón. Sánchez también explica que, dependiendo del formato y sus especificaciones, esta pintura podría tener un valor que oscila entre los 300.000 y los 400.000 dólares. Detalla también que no se trata de una pintura única, ya que Reverón realizó varios retratos de Juanita.
En cuanto al Cabré y al Poleo, Sánchez estima que no son tan apetecibles en mercados internacionales, por lo que su subasta se realizaría, probablemente, en el mercado artístico local. Dadas estas circunstancias, Sánchez afirma que encontrar las obras tardaría menos tiempo que encontrar un cuadro como la famosa Odalisca con pantalón rojo de Henri Matisse, que fue ubicada por las autoridades tras diez años de búsqueda.
Para ubicarlas es necesario que las autoridades competentes difundan las imágenes correctas de los cuadros robados, pues de esta manera son más fáciles de identificar en los círculos de arte. Sánchez agrega que una de las grandes ventajas actuales es que las subastas, en su mayoría, se organizan a través de internet y rastrearlas no presenta una complicación mayor.
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