Mérida.– Durante el carnaval, Mérida sería tomada por el arte y la creatividad desde el jueves 28 de febrero hasta el martes cinco de marzo brindándole unos carnavales distintos. Teatros, bares, librerías habrían sido el escenario de el festival Nuestro Amanecer, que ofrecería música, conversatorios y nuevas ideas.
Nuestro Amanecer cerraría con un concierto donde artistas nacionales e internacionales esperaban reunir a más de veinte mil espectadores. Evento que surgió de la idea de Gerardo Montilla y la agrupación Rawayana, todo basado en las ideas, en la creatividad y en las ganas de construir espacios que impulsaran el desarrollo en la ciudad.
«Desde hace cerca de un año estamos trabajando con este festival, que bautizamos Nuestro Amanecer, un proyecto hermoso, para los jóvenes», comentó Gerardo Montilla, coordinador del festival, quien puntualizó que el evento obedecía a la necesidad que tienen los jóvenes de asistir a un festival cultural y que pudiera hacerles renacer la alegría y la esperanza de continuar en Venezuela.
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Hechizo Cromático
Nuestro Amanecer era un festival que demostró que en medio de las adversidades, pero con trabajo en equipo, las metas se pueden lograr. Cabe resaltar el trabajo realizado por los estudiantes de la Facultad de Arte y Diseño de la Universidad de Los Andes, quienes dieron un nuevo aspecto al Complejo Deportivo Dr. Pedro Rincón Gutiérrez de la ULA. Los ulandinos fueron guiados por destacados profesores, principalmente por el maestro Rubén Bressan, autor de la obra Hechizo Cromático.
El estadio sería sede principal de los conciertos, que contarían con la participación de Cultura Profética, Rawayana, Akapellah, Apache, Lou Fresco, Microtdh, Mcklopedia, Tomates Fritos, El Otro Polo, Jack Rusell, Virtual Animal y otros artistas nacionales e internacionales que prometían hacer vibrar el escenario.
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Festival de emprendimientos
El festival contaría con productores musicales internacionales que realizarían foros, conversatorios y encuentros en los cuales los asistentes tendrían la oportunidad de aprender y ser escuchados por un posible cazador de talentos.
«Estamos pensando en llegar al festival, esto es solo un obstáculo y no queda más sino seguir», aseguró Alberto Montenegro, quien reiteró que el festival ha sido uno de los proyectos más gratificantes en los que Rawayana se ha embarcado y se llevan la satisfacción de haber trabajado con los ulandinos.
Nuestro Amanecer fue una propuesta que brindó la oportunidad, a quienes formaron parte del festival, de seguir asumiendo retos culturales, políticos y creativos, que permitieron inspirar a los venezolanos e impulsarlos a continuar creando espacios que puedan ser sustentables para quienes aún creen en una mejor Venezuela.