La candidata de Birmania en Miss Universo, Thuzar Wint Lwin, aprovechó la gala celebrada la noche del domingo en EE. UU. para denunciar la brutal represión de la junta militar que se alzó con el poder tras un golpe de Estado el pasado 1 de febrero.
Thuzar Wint Lwin ganó en la gala del 16 de mayo, el premio al mejor traje nacional, inspirado en el atuendo típico de la etnia Chin, a la que ella pertenece y cuyo recién formado grupo armado ha librado en los últimos días una cruenta batalla contra las fuerzas de la junta en el noroeste del país.
El pasado viernes 14 de mayo, durante su desfile del traje típico, la modelo emitió un mensaje sobre la situación de su país, al mostrar un cartel que decía «pray for Birmania», que en español significa «recen por Birmania».
Durante la 69° edición del concurso, desarrollada en Hollywood, Estados Unidos, Thuzar Wint Lwin comentó en un video enviado para el certamen: «nuestra gente está muriendo y recibiendo disparos de los militares todos los días. Me gustaría pedir a todo el mundo que hable de Birmania, como Miss Universo Birmania, desde el golpe he hablado de ello todo lo que he podido».
La modelo se suma a la lista de personalidades del mundo del espectáculo y deportistas que han mostrado su oposición a la junta militar encabezada por el general Min Aung Hlaing.
El pasado marzo la representante de Birmania en el concurso de belleza Miss Grand International, Han Lay, pidió entre lágrimas ayuda de la comunidad internacional para la situación que vivía su país desde el golpe de Estado militar .
«Por favor ayuden a Birmania, necesitamos urgentemente la ayuda internacional, ahora mismo», dijo la concursante durante la gala celebrada en Bangkok.
Por su parte, la miss y modelo birmana Htar Htet Htet publicó la semana pasada una foto en su perfil de Facebook con un rifle de asalto en la jungla en lo que parecía un campo de entrenamiento militar y aseguró que estaba haciendo la revolución contra la junta golpista.
Según la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP), al menos 790 personas han muerto a manos de la junta desde el golpe de Estado y más de 5.000 han sido detenidos, entre ellos la depuesta líder Aung San Suu Kyi, cuyo partido resultó vencedor en las elecciones del pasado noviembre, consideradas fraudulentas por la junta.
A pesar de la violencia e intimidación de las autoridades, miles de personas continúan desafiando el poder de la junta militar a lo largo del país a través de un movimiento popular de desobediencia civil, aunque algunos manifestantes han decidido unirse a guerrillas étnicas y combatir al Ejército con las armas.