Cultura

El cine venezolano es cada día más internacional

Compartir
1086560

A 124 años de la proyección de las primeras películas venezolanas, el cine nacional lucha por su permanencia con instituciones económicamente debilitadas, deudas internacionales y el éxodo de sus cineastas

El 28 de enero de 1897 se proyectaron, en el Teatro Baralt de Maracaibo, estado Zulia, dos cortometrajes: Un célebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa y Muchachos bañándose en la laguna de Maracaibo. Manuel Trujillo Durán, creador de ambas piezas, no solo se convirtió en el primer cineasta venezolano sino que, con estos aportes, dio inicio a la producción cinematográfica en Venezuela.

Adelantemos la película 124 años más tarde, con un país atravesando por una crisis humanitaria compleja y en pleno rebrote de COVID-19. Con un Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (Cnac) cada vez menos autónomo y más quebrado, aunado a un nuevo año en hiperinflación, los cineastas venezolanos ven reducidas, cada vez más, sus posibilidades para financiar proyectos cinematográficos.

Una nacionalidad desperdigada por el mundo

“Imagina tu proyecto como una torta”, ejemplifica Claudia Lepage, laureada productora venezolana que actualmente impulsa la carrera al Oscar de Érase una vez en Venezuela, su proyecto más reciente. “Si encuentras personas interesadas en financiar tu película, debes ir repartiendo pedazos de esa torta. Así es como funcionan las coproducciones con otros países”, explica de forma didáctica.

Cabe acotar que la producción de Érase una vez en Venezuela comenzó en 2013, cuando el Cnac aún podía dar un aporte significativo, en metálico a los largometrajes nacionales. De igual manera, hizo falta buscar el dinero en otros lugares. En el caso particular de este documental, la coproducción está dividida entre Brasil, Reino Unido y Austria, país que asumió los costos de colorización del proyecto.


DESDE 2015 HASTA 2019, EL NÚMERO DE LOS ESPECTADORES DE CINE EN VENEZUELA HA BAJADO DE 30 A 11 MILLONES, LO QUE SIGNIFICA UNA PÉRDIDA DEL 62% DE PÚBLICO


La producción de Érase una vez en Venezuela no se confió únicamente del aporte hecho por el Cnac en 2016 o el financiamiento del programa Ibermedia, sino que fue capaz de encontrar financiamiento, asesoría en materia de guion y marketing al momento del lanzamiento en diversas plataformas internacionales, tales como el International Film Festival of Amsterdam, Tribeca Film Institute, Women Make Movies, Hot Docs Forum, Chicken and Egg Pictures, Dok.Incubator, Doc Montevideo y Film Institut, entre otras.

Érase una vez en Venezuela fue estrenada el 27 de enero de 2020 en el Festival de Sundance, Estados Unidos. En octubre, se alzó con el premio al Mejor Documental Internacional en el Hot Springs Documentary Film Festival y, a pesar de que actualmente lucha por conseguir las nominaciones a Mejor Película Internacional y Mejor Largometraje en la 93ª edición de los Premios Óscar, no ha contado de nuevo con ningún tipo de apoyo por parte del Estado venezolano.

A falta del Cnac e Ibermedia, los productores venezolanos se han visto obligados a buscar países para coproducir y, de esta manera, repartir los costos. Esto significa también vender acciones de la película y, con frecuencia, que Venezuela deje de ser el socio mayoritario en la producción.

Rodolfo Cova, productor de éxitos de taquilla como La hora cero, la primera parte de Papita, maní, tostón y Desde allá, explica que el nuevo modus operandi implica combinar la búsqueda de fondos internacionales con el de empresas privadas. “Para Papita, maní, tostón, por ejemplo, tuvimos posicionamiento de varias marcas en distintas escenas”, explica el productor, para demostrar otras maneras creativas de hacerse con el dinero necesario para cerrar de manera exitosa el proyecto.

«Érase una vez en Venezuela» logró conseguir un pequeño aporte del Cnac, en tiempos en los que el centro aún podía dar ayudas a los largometrajes. Completó su financiamiento con becas y programas extranjeros

Requisitos para obtener la nacionalidad venezolana

Una de las preocupaciones recurrentes en el gremio cinematográfico, críticos y afines es, precisamente, la pérdida de la nacionalidad venezolana en los próximos proyectos, derivada precisamente de la pérdida de acciones mayoritarias de Venezuela por falta de recursos.

Claudia Lepage está consciente del riesgo. “Hay cineastas que viven en la diáspora y que no cuentan a Venezuela en sus proyectos, porque sencillamente el país no podría asumir la coproducción”, afirma. También menciona a Jonathan Jakubowicz, Mariana Rondón, Claudia Pinto o Lorenzo Vigas, todos cineastas que no pueden colocar a Venezuela en la partida. “¿Qué podría poner el país?”, pregunta.

En contraposición, Rodolfo Cova no ve la pérdida de presencia venezolana en nuestro propio cine como un riesgo. “Se puede perder el derecho de explotación de la película por parte de Venezuela, pero no la nacionalidad”, afirma.

La Ley de Cinematografía Nacional, en su artículo 42, establece que serán certificadas como nacionales, las obras cinematográficas “de carácter no publicitario o propagandístico” que reúnan los siguientes requisitos:

-Director venezolano o extranjero con visa de residente en el país

-El autor del guion sea venezolano

-El idioma de la película sea en español o lengua indígena

El Cnac, además, exige el cumplimiento de una o varias de las siguientes condiciones para otorgar la nacionalidad de la película venezolana:

-Los costos de producción del proyecto deben ser financiados en un 51% por capitales nacionales

-El 50% del tiempo de rodaje requerido para la realización de la obra se ejecute en Venezuela

-La mitad de los protagonistas, personajes principales y secundarios sean interpretados por actores venezolanos o extranjeros residentes en el país

El Cnac ha demostrado, en varias oportunidades, comportarse como un órgano censor y no como un rector, su función principal. Esto se evidenció con el caso de Infección, la primera película venezolana de género zombie dirigida por el cineasta Flavio Pedota.

Aunque su estreno estaba previsto para el 29 de noviembre de 2019, el centro autónomo le negó a Pedota el Certificado de Obra Culminada, un permiso que debe expedir el Cnac y que prela a la Concesión de Registro de Obra Nacional. Este certificado funciona como una especie de cédula de identidad, con la que los productores registran sus respectivas películas y recaudan la renta fílmica.

Entrada Relacionada

En su momento, una fuente que prefirió no revelar su identidad explicó a El Pitazo que el argumento esgrimido por el Cnac para no conceder la certificación fue el uso de la imagen, tanto de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) como de Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima (Pdvsa) de manera peyorativa, hecho que, según el Cnac, compromete la integridad de estos entes gubernamentales.


AUNQUE NO SE CONOCE EL MONTO EXACTO, LOS PRODUCTORES ESTIMAN QUE VENEZUELA TIENE UNA DEUDA DE 2 MILLONES DE DÓLARES CON EL PROGRAMA IBERMEDIA


La deuda con Ibermedia

Ibermedia es un programa de cooperación internacional creado en 1995 durante la quinta Cumbre Iberoamericana, realizada en San Carlos de Bariloche, Argentina. Venezuela fue uno de los países fundadores del programa.

A lo largo de la historia del cine nacional, son 80 las películas beneficiadas con esta ayuda económica. Varias de ellas, incluso, han representado al país en prestigiosos concursos internacionales. Azul y no tan rosa, por ejemplo, obtuvo en 2014 el Premio Goya a la Mejor película iberoamericana, mientras que Pelo malo, de Mariana Rondón, se alzó en 2013 con la Concha de Oro del Festival de Cine de San Sebastián. La noche de las dos lunas (también de Ferrari) o Dirección opuesta (adaptación del libro Blue label y dirigida por Alejandro Bellame) engrosan la lista.

El país es, actualmente, un fuerte deudor del programa. Según José Ernesto Martínez, productor de El abrazo de la serpiente, explica que el monto de la deuda podría ubicarse actualmente en alrededor de los dos millones de dólares. La cifra exacta no se conoce con precisión.

Martínez explica que el Cnac, representante de Venezuela ante Ibermedia, no cancela su cuota de participación desde 2016. “El monto de la deuda incluye la afiliación al Curso de Desarrollo de Proyectos Cinematográficos Iberoamericanos o Caci (del cual depende Ibermedia), la cancelación de los proyectos aprobados por Ibermedia y cuyo monto Venezuela no ha pagado, y el importe del proyecto Ibermedia TV».

Solo al programa Ibermedia se deben entre 700.000 y 800.000 dólares, que corresponden a proyectos activos aprobados para ser financiados y, según Martínez, Venezuela podría volver a participar si cancela esta parte de la deuda. El monto era mayor, pero bajó por la suspensión de los proyectos que, al no poder encontrar financiamiento en Ibermedia, decidieron retirarse o cancelarse. 

Las arcas del Cnac

¿Está el Cnac en la capacidad para cancelar parte de la deuda con Ibermedia? Aunque no se conoce la partida anual del centro autónomo, todo indica que los números permanecen en rojo. Henry Páez, vicepresidente de la Cámara Venezolana de Productores de Largometraje (Caveprol) y representante del gremio ante el Comité Ejecutivo del Cnac, explica que los recursos que maneja actualmente el Cnac no permiten, ni siquiera, la financiación completa de un solo proyecto.

Páez estima que, para enero de 2020, lo recaudado por el Cnac equivalía aproximadamente a 30.000 dólares. Para que el lector comprenda la utilidad de este monto, debe tomar en cuenta que, según Claudia Lepage, un proyecto cinematográfico “modesto” podría cancelarse con 60.000 dólares y que la nueva Toyota Prado GXL, presentada a finales de noviembre de 2020 en Venezuela, se cotiza en la página Cars Guide por un precio de 63.690 dólares.


NINGUNA ENTIDAD GUBERNAMENTAL CINEMATOGRÁFICA APOYA ACTUALMENTE A ÉRASE UNA VEZ EN VENEZUELA, LA REPRESENTANTE NACIONAL QUE LUCHA ACTUALMENTE POR UNA CANDIDATURA EN LOS PREMIOS ÓSCAR 2021


En otras palabras, si el Cnac quisiera cancelar su deuda con Ibermedia a un ritmo de 30.000 dólares en ingresos mensuales, tardaría aproximadamente 66 meses en lograrlo.

Es necesario recordar que los fondos del Cnac se alimentan con el Fondo de Promoción y Financiamiento del Cine (Fonprocine), contemplado en la Ley de Cinematografía Nacional. Según esta ley, el 5 % del precio de cada boleto vendido engrosa este fondo, destinado única y exclusivamente al fortalecimiento de la industria cinematográfica. Cabe destacar que entre los contribuyentes se encuentran también las empresas que prestan servicios de difusión de señal de televisión por suscripción.

Con el congelamiento de las tarifas para estos servicios de entretenimiento y la entrada del país en hiperinflación, lo recaudado por Fonprocine ha disminuido en gran medida. Además, los números de asistencia al cine en el país experimentan una caída libre.

Según cifras otorgadas por Bernardo Rotundo, presidente del Circuito Gran Cine, 2015 cerró con 30 millones de espectadores. El declive comenzó en 2016, con el inicio de la crisis eléctrica y la regulación de horarios para los centros comerciales y los cines que hacen vida en ellos. El año siguiente estaría marcado por las protestas de calle durante meses. Finalmente, 2019 cerró con 11 millones de espectadores, perdiendo 62 % de la asistencia. 

Páez destaca, con cierta impotencia, que gran parte de los autocines anunciados durante 2020 por la pandemia ni siquiera estaban inscritos como contribuyentes de Fonprocine.

El año 2020 cerró con los cines paralizados por la pandemia. El año en curso demostrará si los recintos pueden mantenerse a flote con un aforo notablemente reducido y medidas de bioseguridad estrictas. El reto de quienes hacen cine en Venezuela seguirá siendo luchar contra la falta de recursos, encontrarlos afuera y competir con la calidad del cine foráneo.

Catherine Medina Marys
Publicado por
Catherine Medina Marys

Entradas recientes

Prueba

25 marzo, 2024 2:13 pm

prueba numero 3

18 enero, 2024 11:24 am

dsdsdsd

17 enero, 2024 1:48 pm

Esta web usa cookies.