Blancanieves es considerada la primera princesa de Disney | Foto: Pinterest
Caracas.- Las damas en apuros que solo soñaban con casarse con un príncipe, que cantan con los pájaros y que son maltratadas por otras de su género, fue un molde que se repitió, durante 20 años aproximadamente, en las películas de Disney.
Sin embargo, las princesas del gigante de la animación han ido evolucionando y, poco a poco, el estereotipo de mujer sumisa se ha ido deslastrando de las historias infantiles. Aquí te contamos cámo estos personajes clásicos de Disney han evolucionado a lo largo de la historia.
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Blancanieves es la primera princesa de Disney. La producción se estrenó en 1937 y cuenta la historia de una joven que escapa de los maltratos de su madrastra y se esconde a salvo en una casa donde habitan siete enanos. Allí se mantiene a salvo, hasta que la madrastra da con su paradero y la sumerge en un sueño eterno. Luego es rescatada por el beso de un príncipe. Blancanieves solo canta, recoge frutas de los árboles, cose, limpia y atiende a los enanos.
A esta princesa le seguiría La Cenicienta (1950). Una joven que queda desprotegida luego de la muerte de su padre y que es maltratada por su madrastra y sus otras tres hermanastras, quienes la obligan a servirles. La historia solo cambia con la ayuda de un hada madrina que la convierte en una dama elegante para que pueda ser besada por un príncipe y su historia de desdicha llegue a su fin.
Bella Durmiente (1959), relata la historia de Aurora, una joven que solo puede ser despertada del sueño o salvada de la muerte por el beso de un príncipe.
Fue Ariel, la princesa de La Sirenita, quien rompió un poco el molde de los estereotipos asociados con la mujer. La jovencita pelirroja era aventurera, desafiaba las órdenes de su padre. Sin embargo, el sueño de casarse con un príncipe aún se mantuvo en esta película estrenada en 1.989.
Tres años después. Disney estrenaría La Bella y La Bestia, donde Bella, la protagonista es una chica interesada por la lectura. Sin embargo, en esta historia todavía hay acciones que pueden considerarse machistas, como el encierro, en contra de su voluntad, al que fue sometida Bella por parte de la Bestia.
Fue a partir de 1992 que Disney comenzó a mostrar diversidad en sus producciones. Ya las protagonistas no serían blancas. La primera fue la princesa Jazmín de Aladdín. Es una princesa árabe que se enamora de un joven de un estatus social diferente al de ella y rechaza el matrimonio por conveniencia. Pocahontas es considerada una de las princesas más valientes e inteligentes. Capaz de defender su tribu, se enfrenta a los colonizadores. Esmeralda, de la película El Jorobado de Notre Dame (1996), es una joven que sobrevive sola, completamente ajena a las normas sociales y capaz de enfrentarse a los poderosos.
Con el estreno de Mulán en 1998, las clásicas historias de Disney dieron un giro impresionante. Las historias ya no giraban en torno al amor romántico. Mulán rechaza los mandatos de su cultura, matrimonio, casa y se hace pasar por hombre para alistarse en el ejército, en contra de la voluntad de su padre. Es valiente, rebelde, y demuestra que tiene capacidad para estar en un lugar de hombres.
Rapunzel (2010), aunque está inspirada en el cuento típico de la chica encerrada en una torre y que lanza su cabello por el balcón para que el príncipe la rescate, esta película tiene una variante: Rapunzel deja inconsciente a su «salvador» que no es un príncipe al golpearlo con un sartén y se atreve a negociar con él para salir al exterior.
Mérida de la película Valiente (2012). En esta película, la historia no termina con una matrimonio. La película trata sobre la relación entre madre e hija. Los conflictos llegan por rebeldía de Mérida, quien rechaza el matrimonio. Además, ella es una chica que no cumple con los estereotipos de una «dama», pese a que su madre quiere educarla como tal.
Anna y Elsa de la película Frozen (2012). En esta historia las protagonistas no tienen conflictos relacionados con el amor. En esta se muestra a unas jóvenes que tienen una lucha interna y que deben aprender a aceptarse así mismas. Aunque Anna tiene un encantamiento, este no se rompe con el beso de un príncipe, sino con la ayuda de su hermana Elsa.
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