En la mitad del otoño pandémico en París, el director venezolano Jorge Thielen Armand llega a la cita puntual acompañado de la productora francesa Anna Dodier, quien habla un español perfecto.
Thielen Armand siempre está conectado con Venezuela, con su memoria y actualidad. Así desarrolló en 2016 La Soledad, su ópera prima que trata el tema de las invasiones en Caracas, pieza que estrenó en el 73° Festival de Venecia y que recibió numerosos premios internacionales en festivales como el de Miami, Biarritz y Durban.
Ahora retrata la tragedia ecológica del Parque Nacional Canaima, afectado por la extracción de oro en las minas ilegales, en la película La Fortaleza. En esta oportunidad su padre, Jorge Roque Thielen Hedderich, repite como actor, protagonista de su propia historia reconstruida. Asimismo, el colombiano Carlos Medina, coach de actores, también colabora en esta producción. La cinta refleja el drama de un hombre con problemas de alcohol que trata de cambiar su vida reconstruyendo un campamento turístico en el Amazonas venezolano.
Thielen Armand responde con honestidad en la entrevista. Habla fluido, como los ríos venezolanos que son testigos de su segundo largometraje: La Fortaleza, que se estrena hoy en París.
Con el alma de documentalista, que cultivó en sus inicios, cuenta que su inspiración para desarrollar sus producciones vinieron de objetos del pasado: álbumes, cartas, papeles, cajas de fotos, negativos y películas que estaban apilados en una casa abandonada.
Thielen Armand se fue de Venezuela cuando tenía 15 años. Canadá fue su destino. En Montreal se enamoró del género documental. Hoy, radicado en Roma, dedica sus días al séptimo arte y a pesar de los miles de kilómetros que lo separan, sigue conectado con Venezuela.
De todos esos elementos destaca que una lata de película de 16 milímetros fue su tesoro. “Mi próxima película se nutre de esa lata, cuando la vi y leí el título ‘Viaje a los Andes 1943’, la cinta era como una pasta. No sabía si se podía restaurar y un chamo en Argentina logró recuperarla, creo que esa película fue hecha por mi bisabuelo en Mérida”, destaca el joven cineasta. “Tal vez incluso sea mucho más antigua que la fecha que tiene la lata”.
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Thielen Armand viene de una tradición familiar muy fuerte, por ello viaja constantemente a Venezuela y se enorgullece de filmar allá y dar trabajo, lamentablemente, dice, La Soledad no se ha visto en su tierra:
“No la estrené en Venezuela por respeto a la familia. Ellos estaban tratando de recuperar la casa, incluso le compraron una casa en Petare a José, hasta la remodelaron. La familia de él vive en esa casa, pero nunca devolvieron la de mi familia, esa que ha quedado registrada en La Soledad. Para los abuelos ver su primer largometraje es un dolor intenso, es su infancia destruida. Para mí no hay malos ni buenos, porque José y su familia argumentaban ‘no tenemos a donde ir’. Por otro lado, mi familia les decía y con razón ‘esta es nuestra casa, nuestra memoria’, quince años viviendo gratis en nuestra casa. Hoy no haría la misma película”.
Los guiones los ha trabajado con Rodrigo Michelangeli, productor de cine graduado en la Universidad de York de Toronto, con quien realizó el tercer largometraje de Mo Scarpelli, esposa de Jorge, El Father Plays Himself, que trata sobre la relación de Thielen Armand y su padre, ganadora de una Mención Especial del Jurado en el festival Visions du Réel 2020.
Años más tarde, ahora regresa con La Fortaleza, que se presenta este jueves, 8 de octubre, en el festival Panorama de cine colombiano “El Perro que ladra”, que este año se centrará en el cine venezolano como invitado.
Dos películas venezolanas coproducidas por Colombia, La Fortaleza de Jorge Thielen Armand y El Amparo de Rober Calzadilla, dialogan con La Frontera de David David, cinta en competencia cuya trama se desarrolla en la región desértica de La Guajira y donde los territorios sin ley unen a los dos países.
A pesar de la pandemia se vendieron todas las entradas. Jorge tendrá un lleno, con mascarillas y la mitad del aforo, pero lleno y en París.
