Por: Juan Salvador Muñoz A.
El miércoles 29 de septiembre de 2021, horas antes de la reconversión monetaria que le quitó seis ceros al bolívar, el profesor Gabriel Gómez fue testigo y protagonista del nuevo “sistema” de cambio de divisas informal que impera en Venezuela. Además de las largas colas para echar gasolina, las fallas en los servicios públicos, en síntesis la ausencia del Estado, observó cómo el venezolano se las arregla para hacer las transacciones de dólares a bolívares en plena vía pública.
Gómez, que vive en el centro de Caracas, es uno de los miles que trata de rendir los bolívares en efectivo en medio de la crisis, con el fin de pagar el pasaje para ir a su trabajo todos los días en el transporte público. Para llegar al colegio donde trabaja, en la parroquia El Junquito, debe tomar cuatro busetas -dos de ida y dos de vuelta-, además del Metro de Caracas.
La primera camionetica -así le dicen los caraqueños a las busetas- que abordó, llevó a Gómez desde San José del Ávila hasta Capitolio. Al llegar a la parada para tomar otro bus que lo dejaría en El Junquito vio la primera oferta de divisas del día de parte de un vendedor de golosinas: “¡Una Venezuela activa, respetuosa y educada que me dé los buenos días!”, saludó antes de hacer la oferta. “Mi gente, vendemos 3 chalacas por 500 bolívares, además compramos tu dólar a 4.000 bolívares (4.000.000 de bolívares antes de la reconversión y 4 tras la reconversión del pasado 1 de octubre)”, expresó al sacar una faja de billetes de bolívares soberanos combinados con algunos dólares.
Gómez, que diariamente gasta 4 bolívares (Bs. 4.000.000 antes de la reconversión del 1 de octubre), observó cómo en medio del atestado transporte público una señora sacó un billete de 1 dólar y el joven le entregó 4 billetes morados de 500.000 bolívares y 2 de 1.000.000 de bolívares (el de mayor denominación en el cono monetario venezolano, en ese momento) para totalizar los 4.000.000 de bolívares. El día anterior, la cotización del dólar cerró en 4.138.617, 56 bolívares por dólar.
El economista Aaron Olmos, egresado de la UCV, asesor y docente invitado del Instituto de Estudios Superiores de Administración (Iesa), explica la causa de la expansión de la compra y venta de dólares al menudeo. “La cantidad de divisas (en cuanto a la demanda) que hay en el mercado interno siempre es mucho más elevada y amplia de lo que está disponible por la vía oficial. Esto abre la puerta para que cualquier vendedor tenga la posibilidad de hacerle llegar dinero a las personas a través de distintos mecanismos”.
La transacción informal que vio el profesor en la camionetica lo puso a pensar, porque recordó que ya no le quedaban suficientes bolívares en efectivo para moverse en el transporte público y tenía un dólar para cambiar. En el trayecto entre Plaza Catia y El Cuartel se subieron a la unidad un par de vendedores ambulantes (uno de chocolates y otro de lapiceros) ofertando por cada dólar “3.500” (3.500.000 bolívares) y “3.800” (3.800.000 bolívares), respectivamente.
Vendedor ambulante en una unidad de transporte público
“Comenzamos a ver el fenómeno de los vendedores ambulantes en este tipo de transacciones: el buhonero, el vendedor de periódico, el bombero de la estación de servicio de la gasolina, el colector del transporte público, cualquier persona que está consciente de que el venezolano (por la economía multimoneda que poseemos) tiene consigo un billete de $1, $5, $10, $20 y te dice ‘te compro tu dólar’”, destaca Olmos.
Un estudio reciente de Ecoanalítica reveló que el promedio nacional de transacciones realizadas en el país con divisas diferentes al bolívar es de 67,1 %. “El gancho es ofrecer una tasa superior en bolívares a la del propio Banco Central de Venezuela (BCV) e, incluso, muy competitiva a la del mercado paralelo, actividad que se ha vuelto normal por un tema de oportunidad”, agrega Olmos respecto al comercio informal de divisas.
Además de la preocupación por el panorama que presentaba la reconversión monetaria, al llegar al colegio, Gómez preparó, junto a sus colegas, la planificación del año escolar 2021-2022 para sus estudiantes de sexto grado. También se quedó pensando acerca de cuál era la mejor oferta para cambiar el dólar que tenía en el bolsillo con el fin de tomar el transporte público hasta su casa.
Gómez también es periodista. En los tiempos de pandemia por COVID-19 tiene dificultades para llegar a la oficina donde labora y, por ello, cuando termina sus horas como docente -al mediodía- se dirige a la casa de una amiga en la parroquia El Junquito, quien le permite usar la conexión a internet Cantv para ejercer su profesión.
“El trabajador venezolano que dependa solamente de bolívares no la está pasando bien, porque el salario venezolano sigue perdiendo poder de compra: pasaste de siete millones a siete bolívares con una canasta de bienes y servicios que está alrededor de los 300 dólares. Si bien hay un retroceso en el tipo de cambio, momentáneo, lo normal es que el bolívar se deprecie contra el dólar”, resalta Olmos, especialista en finanzas.
A las 7:30 pm de ese 29 de septiembre, Gómez inició su camino desde El Junquito hasta su casa. Tomó el tercer transporte hasta la estación del Metro en Propatria, donde ingresó de forma gratuita. El panorama cambió cuando observó el andén sucio. Un gentío salió de los vagones sin guardar la distancia recomendada y cuando entró escuchó nuevas ofertas para cambiar divisas por parte de dos vendedores ambulantes. Pensó en el dólar que le quedaba y en la necesidad de tener bolívares para tomar la última camionetica hasta su casa.
“Mi gente, muy buenas noches. Es la misma película con distinto protagonista. Feo, pero buena gente”, soltó un nuevo vendedor ambulante (de caramelos) que se montó en la estación Gato Negro. Añadió que compraba cada dólar por 3.800.000 bolívares (3,80 tras la reconversión monetaria).
Apenas faltaban tres estaciones para su destino (Agua Salud y Caño Amarillo). La premura lo obligó a entregar su dólar por esa cifra, en medio del sopor del vagón que no tenía aire acondicionado. Cuando llegó a Capitolio y salió a la avenida Baralt para tomar la última buseta hacia su casa, en San José del Ávila, escuchó a 3 vendedores ofertar la moneda estadounidense en 4.000.000 de bolívares (4 bolívares tras la reconversión). Se lamentó por los 200.000 bolívares que perdió.
Aaron Olmos, economista de la UCV y profesor del Iesa
Olmos recordó que la función de las casas de cambio no se adapta a este tipo de modalidad. “Las personas no las tienen como la primera opción y hacen operaciones cambiarias fuera de los canales oficiales con sus redes de conocidos. Es mucho más atractivo y sencillo hacerlo de esa forma que directamente en una casa de cambio”, apuntó el experto, que recalcó que la mejor vía para obtener divisas es la casa de cambio.
Al final, el profesor Gómez se bajó en San José del Ávila y fue a su hogar, reflexionando que en Venezuela los vendedores ambulantes son las nuevas casas de cambio y cada quien le pone al dólar el precio que desea. Él continuará buscando cambiar un dólar para conseguir efectivo en bolívares y usar nuevamente el transporte público. En la noche recordaba la frase: “Te compro tu dólar”.
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