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10:00 pm del lunes 11 de junio de 2018
Ángel y yo llevamos ocho horas juntos y tengo 15 días de haberlo conocido. Estoy frente a él y al lado de Jesús, mi esposo. Ángel está parado sobre un colchón matrimonial que ocupa casi por completo la sala de mi casa, un dormitorio improvisado para nuestro huésped. Ya es hora de dormir, al menos para Ángel que tiene 10 años. Pero el ambiente es incómodo, ninguno sabe cómo comportarse. Llegó a casa no por una decisión, sino por un impulso. Todos tenemos miedo.
Jesús y yo llevamos seis meses tratando de completar el cuadro familiar y esta noche por fin se empieza a dibujar. Lo habíamos imaginado de una manera distinta, la tradicional: el embarazo, la espera y conocer a nuestro hijo o hija desde el primer día de su vida. Ser los principales testigos de su historia. El deseo se empezó a cumplir, pero en unas condiciones distintas.
Conoce la historia completa de Ángel, un niño que vivió dos años en las calles de Caracas y decidió salir de ellas.
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