El canto de culto a San Juan, una tradición costera con marcado acento en Puerto Cabello, estado Carabobo, recorre las calles de poblados y barriadas al son de aguardiente y tambores, en un desafío a cualquier cuarentena posible.
Las cofradías de San Juan Bautista de Borburata, Patanemo, Rancho Chico, Santa Cruz, Goaigoaza y San Millán iniciaron el velorio en la noche del 22 de junio con los sangueos y el golpe trancao de los cueros (tambores).
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Al amanecer del 23, los seguidores del «santo parrandero» iniciaron el recorrido por las calles con el baile de torsos desnudos de los varones que tocan los tambores y danzan mientras las mujeres responden con igual erotismo en la pista que es la calle.
Este 24 de junio, día de San Juan, la muchedumbre que marcha tras la celebrada imagen realizó todos los ritos: el baño del santo en los ríos Patanemo, Borburata y Goaigoaza; la visita a las iglesias de estos poblados y a las casas de los cofrades.
La fiesta continuará hasta el próximo 29, día de San Pedro y San Pablo, informó a El Pitazo, Alberto «Beto» Lira quien durante años coordina la actividad en el barrio Rancho Chico.
Lira indicó que en este sector la veneración al santo ha estado limitada por las medidas de prevención del COVID-19.
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Sin embargo, en las otras zonas, como Borburata, Patanemo y Santa Cruz no ha sido así. No hay distanciamiento social y el uso del tapaboca no existe, relató el educador Nerio Mago Prieto.
El docente criticó la discrecionalidad con la que la la Alcaldía de Puerto Cabello y la Gobernación de Carabobo han permitido tales aglomeraciones de personas en tiempos cuando el COVID-19 ha causado estragos en la costa carabobeña.
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