Estar afuera en tiempos de pandemia es asunto de héroes. Se nota en el dejo de sacrificio que queda en sus ojos después del rocío que les suelto a quemarropa con el spray desinfectante. Con unas suelas tan sucias como manos de obrero y el desvencijo en su frente que es más por modestia que por soberbia.
Yo adentro y ellos afuera; inmóviles, sin reclamos, esperando mis próximos pasos. Pacientes, como el mismo Dios. Desde mi ventana los miro y sé que ellos me están mirando.
ALEXIS FREITES
–Estados Unidos–
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