¿Qué sientes al pensar que tu peor enemigo sigue vigilándote, esperando tus sucias manos para abrazarte tan fuerte que solo dejaría un hilo de respiración en tu ser, someterte en la cama y hacerte sentir como nunca nadie lo había hecho jamás?
Huyes y te escondes entre cuatro paredes para protegerte de aquel que quiere poseer tu cuerpo. ¿Alguna vez imaginaste que serías prisionero de tu propio esfuerzo? ¿cuántas horas trabajaste para encarcelarte? Solo tú puedes salvarte.
Él es capaz de multiplicarse y perturbar la paz efímera de tu hogar; ya no hay brazos que puedan consolar tu dolor. No creo que estés listo para esto. ¿Lo estás?
Hizo de las expresiones de amor el arma más letal y se esconde en quienes amas… ¿o quizá no?. Tal vez se oculta debajo de la suela de tus zapatos, ¿puede ser? Solo sabes que está ahí, aunque no lo veas, aunque no lo escuches.
Lamentas cada beso inofensivo, los largos abrazos y unos cuantos apretones de mano. ¿Acaso eres tú el promotor de la muerte?, ¿tu peor enemigo podría ocultarse en ti sin que lo supieras? Tal vez sí.
Hoy te pesa la caricia deseada, la visita pendiente, las palabras al oído. Hoy podrías ser tú el verdadero asesino. Hace más de 40 días que días que no distingues el lunes del domingo y cada mañana tomas un café en compañía de la agonía.
Si regresas al mundo, ¿volverás a ser lo que fuiste?
DANNY PASTORI R.
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