Maracay.- Cerca de 1.500 personas permanecían en cola para acceder a la primera dosis de la vacuna Sputnik V el domingo 6 de junio. Carmen Castillo, de 65 años, es una de ellas. El día anterior, a las 7:30 pm, recibió un mensaje para que asistiera a la Corporación de Salud del estado. En ese lugar debía estar a las 11:00 am. Carmen fue seleccionada a través del Sistema Patria.
Junto a ella, en la fila, está Francisco Méndez, de 67 años. Él no fue seleccionado, pero sus patologías previas, asma y cardiopatía coronaria, sumadas a sus ganas de vivir, lo hicieron tomar la decisión de acercarse a probar suerte e intentar vacunarse.
Ambos llegaron a las 5:30 am. A Carmen la llevaron sus hijos y Francisco llegó caminando porque vive cerca, en la urbanización La Cooperativa. Se instalaron al final de la larga cola que ya había a esa hora. «Llegué y ya tenía unas 400 personas al frente», comentó Carmen; «450 o 500, diría yo», replicó Francisco.
La segunda fase de inmunización contra el COVID-19 pretende vacunar a 70% de la población, según el gobernador del estado, Rodolfo Marco Torres. En Aragua se colocarán 1.300.000 vacunas que corresponden a ese porcentaje. El mandatario regional hace un llamado a mantener la calma en medio del proceso de vacunación masiva; sin embargo, a pocos les llegan los mensajes del sistema Patria y muchos se exponen a contagiarse en medio de las aglomeraciones por acceder a la vacuna.
«Yo tuve COVID-19 hace menos de dos meses. La saturación me llegó a 35. Por poco no lo cuento. Estar aquí es una prueba de vida, de fe y de esperanza; recibir la vacuna sería una bendición», comenta Carmen cerca de las 8:30 am. Han pasado 3 horas desde que llegó. En el comienzo de la fila empiezan a aglomerarse más personas; algunas con muletas, otras con familiares en sillas de ruedas, pero todas con la misma esperanza: ser beneficiadas. La respuesta es igual para todos: «haga la cola».
A las 9:40 am han pasado algunos lotes de 40 personas al centro, y quienes salen comentan que «es un proceso rápido, lo difícil es llegar». Luego de la vacunación, les entregan un carnet y les dicen que vuelvan en 21 días para la segunda dosis, pero ignoran cómo será el proceso, solo saben que deben guardar reposo por 48 horas.
Francisco cuenta que es ingeniero agrónomo, graduado en la Universidad Central de Venezuela, núcleo El Limón. Es viudo, su esposa falleció a causa del virus en diciembre del año pasado. «Quiero vacunarme, quiero hacerlo porque ella no pudo, no tuvo oportunidad. Mi esposa murió en mis brazos y no pude hacer nada. Yo quiero vivir, ¿sabes?, quiero hacerlo. Por eso, por ella, estoy aquí».
Han pasado cerca de 7 horas desde que llegaron a la avenida Las Delicias de Maracay y Francisco aún no pasa al centro. Carmen está ubicada en otra cola, donde solo están aquellos convocados por el sistema Patria. Se cuentan unas 50 personas. «Espero que aquí sí pueda pasar, son las 12:30 pm y se supone que estoy convocada para las 11:00 am», dice Carmen.
El ambiente es entre esperanzador y devastador. Personas con múltiples patologías, unas en sillas de ruedas, otras en muletas o con extremidades amputadas, bajo el intenso sol de Maracay. En medio de este panorama el calor empieza a hacer de las suyas y algunos adultos mayores sienten mareos y se descompensan, pero, aun así, insisten en quedarse. «Ya he aguantado todo este rato, unas horas más y tendré mi vacuna», dice Adriana Suárez, mientras recibía apoyo de otras personas en la cola luego de que se descompensó y casi cae al suelo.
«Esto es una prueba de resistencia, si no nos mata la cola, lo hace el COVID-19», se escuchó entre la multitud que se acercó a Adriana.
Cerca de la 1:30 pm Carmen pasó y le colocaron la primera dosis de la vacuna. 20 minutos después su rostro reflejaba una profunda alegría y esperanza. «Estoy un paso más cerca de decirle adiós al virus. Si mi esposo estuviera vivo, sé que estaría feliz por mí. Él también salió seleccionado, pero falleció en abril del año pasado por otras cosas», comenta mientras sus hijos la llevan de la mano. «Un alivio grande después de lo que hemos pasado», dice Alice, hija de Carmen.
Dos horas después de Carmen entró Francisco. El reloj marcaba las 3:30 pm. Media hora después salió, con su tarjeta de vacunación en la mano y una sonrisa que se notaba aun usando el tapabocas. «Lo logré, lo logramos», comenta al mostrar una foto de su esposa, María. «Estamos más cerca», afirma como si le hablara a su mujer.
Según el presidente de la Sociedad Venezolana de Pediatría y Puericultura en Aragua, Alejandro Crespo, en la entidad no hay la cantidad de centros de vacunación necesarios para cubrir la población que requiere las vacunas contra el COVID-19. Hasta la fecha solo han habilitado cuatro centros de vacunación masiva; sin embargo, el ubicado en la sede de la Corporación de Salud es el que recibe la mayor cantidad de personas.
La información sobre el proceso de vacunación es confusa y contradictoria. El personal del centro dice que diariamente vacunarán a 1.500 personas, estén o no convocadas por el Sistema Patria; no obstante, el Secretario de Salud del estado, Juan Dávila, menciona la importancia de esperar el mensaje.
Nadie comenta de cómo será el proceso para la segunda dosis de la vacuna y tampoco si la data del Sistema Patria es actualizada, conforme los usuarios reciben las vacunas, para evitar que aquellos que ya fueron inmunizados vuelvan a ser convocados.
Esta web usa cookies.