Naciones Unidas.- La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, advirtió este jueves, 28 de mayo, en la Organización de Naciones Unidas de una posible ola de bancarrotas en bancos «débiles» debido a la crisis del COVID-19.
«Las condiciones financieras siguen dependiendo de desarrollos económicos y sanitarios inciertos y los países se enfrentan ahora a la perspectiva de un aumento de bancarrotas que podría afectar a los bancos, particularmente a los bancos con búferes débiles», sostuvo.
Georgieva encabezó un panel de alto nivel en Naciones Unidas junto a otros líderes institucionales para abordar la «devastación financiera» causada por la pandemia y destacó que la contracción de la economía global será más grave del 3% estimado inicialmente por el FMI, pero aún así dijo esperar una «recuperación parcial en 2021».
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En ese sentido, encomendó las acciones de los grandes bancos centrales, que han recortado los tipos de interés y comprado activos por valor de unos 4 billones de dólares para «reducir masivamente la presión en los mercados financieros», pero aseguró que el mundo aún no está fuera de peligro.
Por eso subrayó la necesidad de medidas fiscales para seguir construyendo un puente sobre el «parón» económico, y especialmente para ayudar a los trabajadores de las pequeñas y medianas empresas.
Enfatizó que los mercados emergentes y en desarrollo han perdido unos 100.000 millones de dólares debido a la «búsqueda de seguridad», tres veces más que durante la crisis financiera global de 2008, pero gracias a las acciones de incremento de liquidez de los bancos centrales ha habido una «reversión de la tendencia».
El FMI está centrado en los países con «cimientos débiles» y altos niveles de deuda que dependen de la exportación de mercancías básicas o del turismo, así como de las naciones en guerra que partían «de una posición mucho más dura», y Georgieva mencionó como puntos calientes las regiones del África subsahariana y el Caribe.
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