Falmouth (R.Unido).- la gran cumbre internacional de países miembros del G7 inició este viernes, 11 de junio, con la promesa de donar al menos mil millones de dosis de vacunas contra el COVID-19 a los países en desarrollo.
Por primera vez en año y medio, desde que una desconocida enfermedad irrumpió en las vidas de todo el mundo, los líderes internacionales se ven las caras en persona. El anfitrión, el primer ministro británico Boris Johnson, reconoció al abrir la cumbre que el contacto físico realmente supone una diferencia.
El Reino Unido ha proclamado a los cuatro vientos que su intención es que del G7 salga un plan robusto para acabar con la pandemia.
Se espera que las siete democracias más desarrolladas anuncien que donarán mil millones de dosis a los países pobres, aunque el estadounidense Joe Biden abrió ya el fuego el jueves al anunciar la compra de 500 millones de dosis a Pfizer para entregarlas a países de bajos ingresos y Johnson prometió otros cien millones.
Son cifras que por si solas suenan estratosféricas, pero que expertos y organizaciones pusieron en su contexto para reclamar un esfuerzo mucho mayor.
«Son una gota en el océano», a juicio de Aministía Internacional. «Se trata de un fracaso», atacó Oxfam. Las ONG avisaron de que se necesitarían unas 11.000 millones de dosis para atajar realmente la pandemia, por lo que los compromisos del G7 que ostenta un 45 % de la riqueza global suenan a escaso.
La secretaria general de Amnistía, Agnès Callamard, juzgó que mil millones de dosis «ni siquiera se acercarían a cubrir la población total de la India, por no hablar de toda la población mundial».
«Ni siquiera se aproxima (a las necesidades) y tampoco aborda los problemas de raíz. No solo no es ambicioso, sino que huele a interés propio, especialmente si se consideran los datos que apuntan a que los países del G7 tendrán un excedente de 3.000 millones de dosis para final de año», dijo Callamard.
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Para la ONG los anuncios esperados son solo semimedidas irrisorias y gestos insuficientes» de los países más ricos, que evitan «afrontar sus obligaciones internacionales dispensando de patentes a las vacunas, test y tratamientos, y compartiendo tecnología vital.
De igual forma, la Alianza Popular por las Vacunas instó a los dirigentes del G7 a refrendar la propuesta de Biden y el francés Emmanuel Macron de liberar temporalmente las patentes para generalizar su producción.
La portavoz de esa coalición y responsable de salud en Oxfam, Anna Marriott, dijo que «si lo mejor que los líderes del G7 pueden conseguir es donar mil millones de dosis, entonces esta cumbre habrá sido un fracaso».