El tema de la contaminación del lago de Maracaibo es recurrente. Está en el discurso de los zulianos que padecen por su destrucción. Pero el lago más grande de Latinoamérica sigue siendo importante para los pescadores porque aún les sirve de sustento diario, también para una bióloga zuliana que tiene como plan de vida defender a su fauna

Por: Sheyla Urdaneta / Mayreth Casanova

En sus 13.210 kilómetros cuadrados de extensión hay, al menos, 145 especies de peces, muchas de ellas endémicas, es decir, que solo se consiguen en este espacio acuático. Es el único lago con conexión y salida al mar y es el más grande de Latinoamérica.

Este es el lago de Maracaibo, que es noticia por la contaminación; que ahora está enfermo, adoleciendo y en plena lucha por mantenerse debido a los derrames de petróleo.

En esta balanza que se mueve entre lo bueno y lo malo, entre los que lo estudian para intentar salvarlo, están también los pescadores que sufren por su condición actual. El gran depósito de agua natural que una vez fue fuente de trabajo, hoy afecta a los trabajadores porque les daña sus botes y redes; porque ya sus orillas están sedimentadas y porque la industria petrolera que una vez tuvo políticas de mantenimiento abandonó ese espacio.

Y pese a todo esto, el lago de Maracaibo se mantiene en la lucha por respirar. Así lo explica Yurasi Briceño, bióloga marabina de 37 años, candidata doctoral en el Centro de Ecología del Instituto de Investigaciones Científicas (Ivic) y directora del Proyecto Sotalia.

“El lago de Maracaibo no es solo contaminación. Hemos sido afortunados en que su misma capacidad de autodepuración ha permitido que pueda mantenerse y albergar vida, pese a todo el maltrato y a toda la contaminación que se ha incrementado durante décadas”.

El lago tiene especies como el camarón, el cangrejo y los mamíferos acuáticos que califica como “espléndidos”: las toninas. “Es un ecosistema compuesto por varios cuerpos de agua interconectados entre sí, cuatro para ser específicos. Eso también lo hace único y, por ende, su diversidad de fauna y de flora es muy característica con muchas especies muy endémicas”.

Briceño se dedica a la investigación y conservación de los mamíferos acuáticos de Venezuela, con énfasis en la tonina del lago (sotalia guianensis), a la que investiga desde 2008. Dice que en la población del suroeste del lago de Maracaibo hay aproximadamente 2.000 de estos individuos.

Cuando descubrí que dentro de este lago teníamos la presencia de la tonina, me di cuenta de que yo quería trabajar con eso, que yo quería dedicar mis esfuerzos de investigación hacia eso”.  


El lago de Maracaibo no es solo contaminación. Hemos sido afortunados que su misma capacidad de autodepuración ha permitido que pueda mantenerse y albergar vida

Yurasy Briceño, bióloga marabina que estudia el lago

El abandono del Estado le pasó factura al lago

En medio de su trabajo de ver el ecosistema y de trabajar por lo rescatable en el lago de Maracaibo, Briceño también está consciente de la contaminación que lo afecta.

Destaca que una vez que se descubrió el potencial petrolero en la cuenca del lago de Maracaibo se inició la construcción de plataformas de petróleo de extracción en toda la Costa Oriental del lago, en la parte central y en la parte sur central.

Pero esto que una vez fue sinónimo de bonanza, hoy no es más que amasijo de chatarras. “Lamentablemente por la falta de protección, o falta de uso de estas instalaciones, todas se han deteriorado y lo que estamos viendo en esta última década es que toda esta infraestructura empezó a fracturarse”.

Explica que el agua más los entes corrosivos comenzaron a agrietar las tuberías y toda la estructura de estas plataformas petroleras. “En consecuencia, como allí quedan residuos de petróleo y en algunas de ellas sigue fluyendo, en poca cantidad, pero mucho como impacto ambiental, está siendo liberado de manera incontrolada al sistema acuático”.

Y basta observar las orillas del lago de Maracaibo en la Costa Oriental, principalmente, para darse cuenta. “Lo que se ve es la consecuencia del abandono de la empresa petrolera y la falta de mantenimiento y de reparación de estas instalaciones, que se siguen deteriorando y liberan constantemente petróleo”, dice la científica.


Cuando hay mucho petróleo en la orilla que se viene con la marea, no puedo salir. Se pone denso y me puedo quedar varado a mitad del lago

Ángel Molina, pescador

En primera persona

Lo que describe la especialista, lo padece José Romero que tiene 47 años y 19 como pescador en el lago de Maracaibo. En 2015 tenía tres embarcaciones que manejaba con un sobrino y sus dos hijos, pero por un derrame de petróleo en el sector La Rosa, en Cabimas, se dañaron sus motores.

El petróleo es denso y tranca las lanchas de quienes salen a buscar sustento económico en las aguas del lago de Maracaibo. Los pescadores están preocupados.

El petróleo que sale de las tuberías rotas que están en el lago y que suben a la superficie, crea una capa espesa que daña las embarcaciones. Los hombres que salen al lago a buscar especies para alimentarse y vender se curten de petróleo, y las masas de crudo se le pegan en la ropa y en el cuerpo.

Por eso, a José le toca buscar gasolina no solo para su lancha, sino también para asearse. Debe humedecer paños con el carburante para quitar el petróleo que se adhiere a sus brazos y piernas. También toma leche, según cuenta, para no intoxicarse.

“El crudo sale de las tuberías, esas que están tan olvidadas como nosotros. Es una maldición”, afirma José. Solo una de sus embarcaciones sigue funcionando, el petróleo también ha dañado las redes que tendía en el lago.

En el año 2016 se reportó un derrame que afectó las orillas de los siete municipios de la Costa Oriental del Lago y otras zonas del Zulia. En ese momento, la gerencia de Pdvsa activó cuadrillas de trabajadores para recoger desechos de crudo que alcanzaron a los municipios Cabimas, Miranda, Valmore Rodríguez, Simón Bolívar, Baralt, Santa Rita y Lagunillas. 

Estos trabajadores debían recoger el petróleo con las manos, hubo promesa de pago para algunos que se tradujo en deuda. “Eso quedó así”, contó una mujer que trabajó en el proyecto de recolección de crudo. “Nos engañaron, como siempre”.

Ángel Molina es otro pescador que tiene ya 23 años en este oficio. Sale al lago por el sector Las Tierritas, de Cabimas, su familia vive de lo que pueda pescar a diario. Después de que vendió el motor de su embarcación para pagar el tratamiento de su mamá que tiene cáncer, sale a remo a pescar y usa velas con retazos de tela para alumbrarse. Esa tela la moja con gasoil y la prende; a esto le llaman mechurrios.

“No tengo motor porque era eso o la salud de mi mamá. Cuando hay mucho petróleo en la orilla que se viene con la marea, no puedo salir. Se pone denso y me puedo quedar varado a mitad del lago”, cuenta Ángel.

Otro de los casos de la contaminación del lago por petróleo, ocurrió cuando el crudo se desbordó y se metió en las casas. En el año 2019, en el sector Los Postes Negro, en Cabimas, los vecinos denunciaron que por los grifos de su casa salía petróleo y no agua. Una filtración en la tubería principal en la red de aguas blancas se mezcló con la de petróleo y los mantuvo sin agua por al menos 60 días.


Si aún existen poblaciones de manatíes y poblaciones de delfines que son indicadores de la calidad del agua, de cuánta vitalidad tiene un ecosistema acuático, deberían ser nuestra señal de esperanza

Yurasy Briceño, bióloga marabina que estudia el lago

El agua no era apta para el consumo y la comunidad debía comprar botellones para sus casas. Aunque Pdvsa reparó la tubería, la situación se ha repetido al menos cinco veces.

Después de las lluvias en julio del año 2020, que causaron inundaciones en vías principales de Cabimas, vecinos de la calle Futuro Coromoto, en el Casco Central, reportaron que un derrame de petróleo inundó sus casas.

Las casas están a menos de 100 metros del lago de Maracaibo, donde el petróleo fue arrastrado por la corriente de agua y entró en las viviendas de al menos nueve familias. Yuleima Sánchez, una de las afectadas, en ese momento dijo a El Pitazo que los enseres de su casa estaban manchados de crudo y para caminar en su hogar usaba bolsas de plástico en los pies.

En otras zonas de la Costa Oriental del lago, tanto costeras como residenciales, se han reportado derrames de petróleo que han sido denunciados por habitantes. Entre ellos, en el sector Cerro Blanco, en la zona rural de Miranda, donde se registró un bote de crudo que afectó al menos 10 hectáreas productivas. La situación se ha repetido en el sector Caño la O, en Ciudad Ojeda.

El problema no es solo el petróleo

Es importante recordar que la contaminación que tiene el lago de Maracaibo no solo es por el petróleo. También lo afecta los residuos plásticos que están llegando “por toneladas”, recalca Briceño. 

“Necesitamos urgentemente que el Estado pueda crear vertederos de basura. Crear y activar un buen sistema de recolección de residuos en el que estos sean dispuestos de manera apropiada y no lleguen al lago de Maracaibo”, destaca.  

De hecho, explica, parte de ese ingreso de aguas contaminadas con diferentes productos y químicos ocasionan “cosas como las que vimos hace poco de las imágenes difundidas por la Nasa, de una explosión de algas sobrenaturales, por el ingreso exagerado de nutrientes que vienen de residuos industriales a nuestro lago”.

Las especies como sinónimo de esperanzas

Que el lago de Maracaibo esté enfermo no es sinónimo de muerte. Así lo considera la investigadora. Hace un llamado a los entes gubernamentales con competencias ambientales y también a los ciudadanos.

“Si aún existen poblaciones de manatíes y poblaciones de delfines que son indicadores de la calidad del agua, de cuánta vitalidad tiene un ecosistema acuático, deberían ser nuestra señal de esperanza de que aún podemos hacer algo por el lago de Maracaibo, que no todo está perdido”, explica Briceño.

Está consciente de que ya no se podrá ver a lago en su forma prístina o inalterada porque es imposible, pero sí quiere que se mantenga como un ecosistema saludable del cual se sigan beneficiando y disfrutando los zulianos.

“Todas estas especies que podemos observar en sus aguas son un recordatorio de que estamos aún a tiempo de reaccionar y de reactivar programas de saneamiento, programas de conservación y de educación para mantener el lago con vida. Es un lugar espléndido que aún sigue albergando vida y esperamos que eso se mantenga por mucho tiempo más”.